Semblanza de don José Borbolla
Hace unos días hemos perdido a don José Borbolla, que últimamente vivía retirado, y casi olvidado, en La Calzada, Gijón. Al menos merece el homenaje de estas breves líneas que no revelan, sino en una muy pequeña medida, el reconocimiento por el esfuerzo que realizó en los comienzos de Ensidesa en Avilés, cuando llovían por todas partes inmigrantes en busca de trabajo y pululaban por la calle sin un cacho de pan para llevarse a la boca y sin un techo donde alojarse. En esas circunstancias trabajó montando comedores, de los que me decía una persona, que asistió al funeral: «yo colaboré con él, y hubo días que repartí seiscientas vales de comidas»; y proporcionando algún techo para pasar la noche, como los almacenes Balsera y el claustro de San Francisco en Avilés. Muchos en su funeral derramaron lágrimas recordando su entrega en aquellos momentos a todos los pobres y necesitados sin ninguna distinción.
Haciendo una pequeña biografía, el primer destino que tuvo para empezar a trabajar fue el de coadjutor de la parroquia de San José de Gijón, donde enseguida se distinguió por comprometerse con la clase obrera, participando en acciones muy arriesgadas para aquellos tiempos. Colaboró, asimismo, en la creación de la Escuela Social de Oviedo para formar militantes cristianos en el mundo laboral.
A los pocos años, en 1954, por su significativa labor entre obreros, fue designado «capellán de obreros» de las empresas que trabajaban en Llaranes. Su actividad se centró en la atención humana de aquella ingente masa de emigrantes, sin que hubiera unas mínimas instalaciones para la acogida. Desde un principio actuó con plena independencia para llevar a cabo tanto su misión religiosa como social y humanitaria entre todos los que andaban por aquí, ya estuvieran trabajando o fueran personas desplazadas que venían en busca de trabajo y pululaban por las cercanías de Avilés. La mayor parte de su tiempo tuvo que dedicar a superar las indigencias de las personas venidas de tierras lejanas, llevando a cabo una atención psicológica a tantos desarraigados de su medio natural que se encontraban sin trabajo o sin ajustarse a los métodos de las faenas que exigían los primeros proyectos de Ensidesa. Dedicó muchas horas a escuchar quejas y enjuagar lágrimas de tantos emigrantes, acomodarlos en alojamientos y procurarles comida montando comedores para tantos que vagaban buscando trabajo, y muchas veces consiguiendo un billete de vuelta para los que no se asentaban.
Subtítulo: Falleció el "capellán de obreros", que atendió a cientos de inmigrantes en busca de trabajo en los comienzos de Ensidesa en Avilés
Destacado: Dedicó muchas horas a escuchar quejas y enjaguar lágrimas de gentes venidas de tierras lejanas
En 1957, creada la parroquia, fue nombrado primer párroco, aunque él siguió autocalificándose de «capellán de obreros», y junto con él llegó de coadjutor don Óscar Iturrioz, que también desapareció por un error médico en Oviedo y que no debemos olvidarle porque compartió la labor de formar la parroquia y atender a los movimientos obreros que entonces se crearon. La orientación, nueva entonces, que dieron a la parroquia ha marcado la característica religiosa y humana que ha guardado esta comunidad de Llaranes hasta estos momentos. Basaron su trabajo en el desarrollo de los derechos humanos, partiendo de la comprensión plena de la dignidad de toda persona con el ejercicio de los derechos de igualdad, libertad y fraternidad. Con este programa se suprimieron toda clase de diferencias en el trato y en la organización de la convivencia en la comunidad parroquial, y se valoró la libertad de la persona atendiendo a todas, fueran creyentes o no, en igualdad de condiciones.
En el correr de los años sesenta, don José Borbolla decidió que debía tomar otra orientación en su vida y se secularizó constituyendo una familia; después de muchas dificultades ha vivido en Gijón, llevando una labor callada, trabajando entre grupos cristianos de la Calzada, que han demostrado en su funeral lo que había supuesto en su vida de cristianos.
Cuando presentamos el libro «Llaranes en la historia», con motivo de las bodas de oro de la parroquia, fue la última vez que don José Borbolla visitó la obra que él había iniciado, y puesto que Dios le ha llamado, el sábado día 6 de junio, a las 8 de tarde, la comunidad de cristianos de Llaranes le va a honrar y agradecer su labor con una misa en su recuerdo.
Juan Goti Ordeñana, catedrático emérito de Universidad.
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