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El tratamiento informativo del conflicto de Corea

29 de Abril del 2013 - César Balbino Arias Álvarez (Mieres del Camino)

Desde hace algunas semanas el conflicto de Corea acapara las primeras planas y ese tema se incluye en los sumarios de todos los telediarios.

En ese contexto deseo compartir una reflexión al respecto con los lectores de LNE, en el sentido de dudar de algunas «representaciones» de la realidad que creo que empañan o distorsionan nuestra capacidad para formarnos una opinión bien fundada sobre qué está pasando allí.

Mis dudas no vienen dadas porque me identifique a priori o de manera sectaria con aquel régimen sino por la preocupación que despierta en todos nosotros la dialéctica nuclear, la escalada de las tensiones y también por el humano deseo de conocer más sobre el mundo en que vivimos. Así las cosas, me extraña y escama un poco que sólo se hable de los «faroles» belicistas de la República Popular Democrática de Corea, ridiculizando constantemente a sus dirigentes y, por extensión, al propio pueblo coreano, al cual se trata de presentar como un rebaño de seres carentes de voluntad y sin criterio. Especialmente curioso resulta que, precisamente desde España, se carguen las tintas contra el carácter dinástico de la Jefatura del Estado. En fin, bien está que se vaya cuestionando ese mecanismo de acceso a tan alta responsabilidad (pero no sólo para Corea).

Igualmente se insiste en la pobreza de aquella población como si por desgracia no hubiera millones y millones de seres afectados por hambrunas en múltiples países.

Pretendo decir con todo esto que desde mi ignorancia sobre aquellas naciones, su cultura y su historia –ignorancia sí, pero no absoluta– me sorprende lo superficial de las informaciones en casi todos los medios de comunicación obviando o trivializando la génesis del conflicto, la división de la península de Corea por el paralelo 38 a partir de 1948, los términos del armisticio de 1953, etcétera... así como el papel del Departamento de Estado norteamericano presionando en la ONU y convirtiendo Corea del Sur en un protectorado de los Estados Unidos, lo cual viene obstaculizando de facto una solución política y diplomática al conflicto y alejando la posibilidad de normalizar las relaciones entre ambas Coreas.

Tampoco las maniobras conjuntas entre el Sur y los Estados Unidos –que cada año tensan aún más al ya de por sí atrincherado régimen norcoreano– son descritas como lo que son: verdaderas provocaciones y exhibiciones de fuerza.

Señores periodistas y tertulianos: yo les ruego que dejen de tratarnos como a párvulos y doten a la opinión pública de elementos para posicionarse libremente como cada uno quiera pero sin vender esa imagen plana y esquematizada de que tan profundo y poliédrico proceso se reduce al delirio de un lunático que desea «dominar el mundo». No en vano, algunas imágenes de informativos ilustran las noticias sobre Corea con una estética que recuerda en exceso a aquellas películas de Fu-Manchú dirigidas por el recientemente desaparecido Jesús Franco y eso constituye una grotesca e inaceptable simplificación de un drama que dura ya más de medio siglo.

César Balbino Arias Álvarez, Mieres del Camino

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