A por todas
Barru es un núcleo totalmente rural. Las dudas que dicen que tienen la CUOTA y el Ayuntamiento son ficticias. La pregunta que se hacía el corresponsal/delegado para Oriente de LA NUEVA ESPAÑA –¿es Barru un núcleo urbano o un núcleo rural? He ahí el quid de la cuestión– es puramente retórica. Veamos:
Barru es una bonita aldea que no alcanza los cien residentes permanentes; no tiene farmacia, no tiene médico, no tiene tiendas, no tiene apenas servicios municipales como barrenderos, el servicio de recogida de basura no es diario, no tiene autobuses, ni oficina municipal ni siquiera ambulante. Para colmo no tiene ni alcalde pedáneo. Tras las últimas elecciones municipales la Alcaldesa decidió que Barru no se reuniese en conceyu para elegir alcalde. Es decir, el Ayuntamiento solamente quiere que sea urbano para cobrar tasas e impuestos más altos. Es el colmo de la cara dura.
Además, según la ley, tras las sucesivas anulaciones de los planes urbanos por los tribunales el Consistorio no tiene potestad para otorgar licencias en núcleos rurales y por eso se adelanta a la CUOTA y, si nadie protesta, pues acto consumado. ¡Qué desfachatez!
Finalmente, ¿se ha preocupado el Ayuntamiento de que se cumplan las obligaciones que impone la ley de Costas? En Barru se han construido edificios a menos de sesenta (60) metros de la demarcación de costa. Vamos, ni aunque la ley que aprueban ahora las Cortes, la que ha elaborado el equipo del ministro Cañete, un importante lobbysta, fuese con carácter retroactivo. En fin, que Barru es totalmente rural.
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