En apoyo de la UTE de Villabona
Los malos vientos que soplan sobre este país siguen cebándose con el pequeño bosque en el que se venían plantando desde hace pocas décadas nuestras libertades. Un aire fétido y furioso va arrancándolas de cuajo y se las lleva fácilmente, porque sus raíces aún eran débiles y quienes debían haber abonado sus esquejes hicieron mal su trabajo. No es que el panorama haya sido nunca muy frondoso, pero lleva camino de convertirse en un páramo. La Unidad Terapéutica y Educativa de Villabona está ahora en el punto de mira del monstruo de la cerrazón, y con ella también peligra el camino más claro que han encontrado muchos presos para salir del laberinto de la toxicomanía.
Son muchos los sectores que, de una u otra forma, han tenido algún tipo de trato con la institución y están manifestando estos días su solidaridad con uno de los pocos proyectos que viene trabajando con éxito y valentía en esta sufrida tierra.
La existencia de la UTE se justifica sobradamente por el buen grado de cumplimiento del objetivo para el que fue creada: la reinserción social, pero a la vez –y seguramente sin pretenderlo– también ha acabado formando parte de otros proyectos que se benefician de esta experiencia gracias a la generosidad de los internos implicados en el proyecto.
Desde hace años se viene desarrollando en el interior de la propia prisión un programa de encuentros con los centros educativos que lo solicitan, en los que los reclusos comparten sus experiencias vitales con aquellos grupos de alumnos que por su edad o su situación se encuentran más expuestos ante la amenaza de las adicciones.
La actividad, siempre voluntaria y previo consentimiento familiar, implica también a los profesores y al equipo de educadores de la UTE y se ha consolidado como una herramienta eficaz –mucho más que otras de las propuestas por la Administración– a la hora de ayudar a prevenir a los jóvenes sobre los riesgos del consumo de alcohol y otras sustancias, que cada vez se vincula más al ocio del fin de semana.
Quienes desde el lado de la comunidad educativa conocemos la labor de la UTE compartimos ahora el mismo sentimiento de frustración y desamparo que ahora sufren los implicados directamente en su proyecto de rehabilitación e inserción social.
Por ello queremos manifestar públicamente nuestra solidaridad con quienes creen que la integración de todas las personas en la sociedad con una vida digna debe ser una tarea colectiva. Así, este derecho debe buscarse en cualquier circunstancia y apoyando especialmente a quienes más lo necesitan. La defensa de la UTE no es otra cosa que un acto de lógica y de justicia.
Ernesto Burgos Fernández y 23 firmas más, Gijón
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo