Estampas de la crisis
Vengo en coche escuchando la radio (creo que todavía no es ilegal) y es tarde de fútbol. Me llama la atención que un locutor menciona, entre un montón de comentarios futbolísticos, que se le están pagando a Manolo Sanchís seis mil euros por sesión cuando acude como comentarista a televisión: no puedo creerlo. Menciona además que se le paga incluso si no hay partido por alguna incidencia.
Yo a Manolo Sanchís le tenía un gran respeto como deportista: no lo conozco de nada salvo de verlo jugar. Como comentarista lo he escuchado ocasionalmente: me parece un mal comentarista que suele repetir media docena de frases en relación con la superioridad manifiesta cuando juega el Madrid, y ni siquiera lo he escuchado hacer una explicación técnica o táctica para el común de los espectadores.
Lo que motiva esta carta no es una crítica especial a esta persona, sino que no puedo sustraerme a pensar que la cantidad de ex deportistas y ex técnicos que suelen acompañar las numerosas transmisiones deportivas es grande, y que el gasto puede llegar a ser escandaloso para unos tiempos de crisis y para las familias que la están sufriendo.
También quiero decir que la televisión pública, en estos tiempos, debería ser un ente ejemplarizante: ya tenemos bastante con la banca y con los diferentes personajes que van siendo encausados por corrupción (ya veremos si alguno de ellos es realmente condenado por un aparato judicial auténticamente democrático e independiente).
Desde estas líneas, si la situación fuera la que la noticia sugiere quiero compartir mi preocupación personal por el tema del posible despilfarro del ente público, quiero pedir a los responsables que nos informen de la realidad de estos gastos fuera de toda lógica en estos tiempos duros que, aunque no hay políticos que tengan el coraje de decirlo, ya sabemos que van a durar mucho más de lo que nos van diciendo con cuentagotas, y quiero animar a los ciudadanos a manifestar su opinión porque desgraciadamente no se ve que los responsables políticos terminen de aterrizar en lo que está pasando y ya vamos estando hartos del patético espectáculo que nos están dando con sueldos, sobresueldos, acusaciones, desmentidos y recortes como única solución.
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