La economía es como una rueda que gira
El trabajador recibe un salario a fin de mes después de haber producido unos bienes en su empresa. Con ese dinero paga los servicios domésticos por el banco y compra en las tiendas. El comerciante recibe ese dinero y pide géneros a su proveedor. Éste al fabricante, quien los produce y paga al trabajador. Y así se cierra el círculo.
Aparte están otros servicios, como el transporte, los seguros, las agencias de viajes, etcétera, que también entran en esta rueda.
Los bancos facilitan el movimiento del dinero, recibiendo por un lado y entregándolo por otro. Con el beneficio, pagan a sus empleados, que también pertenecen a este círculo de producción-consumo.
Los economistas y los políticos se devanan los sesos tratando de descubrir dónde comienza el círculo. Porque al ser redondo, cada uno tiene una opinión sobre ello.
Las últimas acciones del Gobierno suponían que éste empezaba en los bancos y por ello les facilitaron dinero, pero no ha dado resultado. Y es que no es fácil descubrir dónde comienza un círculo, ya que ni los matemáticos se han puesto de acuerdo en ello.
Efectivamente, un círculo no tiene un comienzo definido, pero no estamos hablando de geometría, sino de economía, y éste empieza por la demanda.
Si hay demanda, el tendero vende, el fabricante produce, el transportista lleva, el de seguros cubre. Y así, todos los elementos económicos que intervienen hacen girar la rueda de la economía.
¿Tan difícil es comprender esto?
Para que haya demanda, el cliente potencial tiene que disponer de dinero. No el tendero, el fabricante, el transportista o el agente de seguros. Por lo tanto, son los trabajadores en general los que tienen que tenerlo.
El Gobierno ha dilapidado miles de millones, entregándolos a los bancos, que no han producido el efecto deseado. Porque no era donde empezaba el círculo económico.
Si a cada uno de los seis millones de parados le hubiera prestado 1.000 euros al mes durante seis meses (lo que representaría unos 36.000 millones, menos que los 43.000 millones que entregó a la banca), nos encontraríamos que la rueda de la economía habría empezado a girar, en virtud del razonamiento que se expone al principio de este estudio.
Las tiendas hubieran vendido, los fabricantes hubieran producido y los demás elementos de dicha rueda hubieran empezado a funcionar, con la particularidad de que se hubiera contratado a trabajadores, que disminuirían el número de parados. Y el volumen de impuestos subiría, con lo que se podría seguir manteniendo el Estado del bienestar.
Poco a poco, con el beneficio marginal, se habría recuperado la economía de nuestro país, en vez de perder un año en ensayos que no han servido para nada.
Aún estamos a tiempo. No son tanto 36.000 millones, cuando aún disponemos de crédito ante el Banco Central Europeo. Claro que esto es un cambio de la política hasta ahora empleada.
Al cabo de un año de moratoria, los que recibieron ese préstamo lo podrían empezar a devolver, a razón de unos 50 euros al mes, lo que quiere decir que en los siguientes 10 años estaría cancelado.
Fórmula magistral que sólo beneficiaria al pueblo, como tiene que ser, y no al capital especulativo, que fue el que nos metió en este lío.
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