Pero... ¿era «La verbena de la Paloma»?
Hay directores de escena que siempre nos sorprenden con alguna «genialidad» poniendo en escena óperas y zarzuelas clásicas en las que acostumbran a enmendar la plana a los autores de los libretos con la disculpa de que las obras por ellos escritas son intemporales y pueden ubicarse en cualquier época. No voy a referirme a escenografías pretéritas y sí a la más reciente: «Una noche en la verbena de la Paloma», en la que, salvo la parte musical, no quedó títere con cabeza. El parecido con el libreto del maestro Chapí era pura fantasía. El «totum revolutum» que presenciamos de una de las obras más castizas de nuestro repertorio lírico no justifica en modo alguno la intemporalidad del argumento. Todo estaba fuera de lugar. Desde el boticario, que «casualmente» también se llamaba don Hilarión, pasando por el invento de la peluquería del tío Antonio; Julián el butanero, que al cantar la romanza sigue siendo el humilde cajista que gana cuatro pesetas; el golf, la petanca y un largo etcétera. Y ¿dónde estaban los mantones de Manila para ir a la verbena? Porque, por mucho que se haya modernizado la madrileña verbena de la Paloma, de lo que sí estoy segura es de que los madrileños siguen disfrutando de ella, vistiendo con orgullo los trajes típicos con sus mantones y que desde luego nadie canta y baila el bolero de Antonio Machín y sí el chotis al compás del organillo.
Éste es el modesto punto de vista mío y de muchas más personas que, por supuesto, sabemos que «sobre gustos se hicieron colores».
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo