Más que un dragón
En un lugar de Cataluña de cuyo nombre no me quiero acordar, no ha tiempo vivía un hidalgo bien vestido, con sonrisa maliciosa, irónica, entrañable. Galán donde los haya. Como no, hablo del Señor Artur Mas.
Y es que Sr. Mas cada vez que veo su semblante altanero , semejante a nuestro más famoso caballero andante, lo imagino ya no buscando gigantes para enfrentarse a ellos, sino inventando dragones. Supongo, que así como Don Quijote veía gigantes en vez de molinos Usted confunde edificios con dragones.
Cierto es que el edificio al que me refiero tiene cierto parecido, con esa planta circular y ventanas parecidas a escamas. El edificio del Tribunal Constitucional tiene la misma forma que el cuello de un dragón. Quizá por eso usted se vista de caballero, lanza en ristre, para arremeter contra él.
Esta muy bien que Usted en su reino quiera mandar, por y para todos. Bueno para todos, todos, igual no. Pero, el señor feudal no siempre era imparcial. Sus caballeros de la mesa redonda o cuadrada preparados siempre para la lucha.
Estarán a su lado para combatir contra su dragón. A modo de caballo, un atril con micrófonos y prensa donde exponer mil y una formas diferentes de decir la misma frase, idea o palabra. Siempre arropando a su señor feudal sin tener en cuenta a sus cortesanos. Hablar por los demás es muy sencillo. Me encantaría saber, si consiguen ustedes la separación, qué pasará con la feria de Abril de Cataluña, o con la libertad de culto. Bueno, sólo me gustaría saber qué tipo de libertad imperaría en su territorio.
Pero Don Quijote tenía un Sancho. ¿Usted?
Siempre es necesario tener una persona que, viendo las cosas desde la humildad y sobre todo, el raciocinio más simple, hace ver a su señor que aquel molino no es un gigante y que, Señor Mas, el edificio del Tribunal Constitucional no es un dragón ni Usted Sant Jordi.
Desde mi punto de vista, creo que en toda corte existen enigmas, maquinaciones. Buenos y malos; Reyes y súbditos; Leyes y tribunales. Tribunales para todos, incluso para Usted. Y es que para saber mandar, primero hay que saber obedecer.
Pero Señor Mas recuerde. El único que se burla del Rey es el bufón y habitualmente, hoy en día, también lleva traje y corbata.
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