Los obreros del cañón
Yo soy la misma hija de un trabajador de la Fábrica de Armas que escribió hace unos meses en este mismo periódico. Yo acompañé a mi padre y a sus compañeros en todas las manifestaciones, y seguí desde casa sus encierros en la fábrica, sus marchas y todas sus declaraciones a la prensa local. Me dejé la garganta gritando por las calles de Oviedo aquello de «¡Aquí están, estos son, los obreros del cañón!», los oídos el día que reventaron petardos en la plaza del Ayuntamiento, y los nervios en cada minuto que pasaba sin saber nada. Y fueron días largos, días que pasamos esperando el apoyo del presidente de nuestro Principado, demasiado ocupado en viajes a Colombia para vender la internacionalización de una industria que no hace más que morir poco a poco. ¿Dónde estabas, Javier Fernández, cuando necesitamos que dieras la cara por nosotros, que nos defendieras? Y al Ministerio de Defensa, ¿tan poco le importa la situación de la empresa armamentística?
Yo no puedo quejarme, al final han jubilado a mi padre. Y sin embargo, al entrar en casa, me lo encuentro gritando en el salón. Me cuenta que cincuenta y cinco compañeros suyos, cincuenta y cinco amigos, cincuenta y cinco personas que han dedicado su vida a esta empresa, se han ido a la calle con un despido inmediato. Todos de edad avanzada. Ni siquiera hace falta que vuelvan el lunes. Dice que los fueron llamando, uno por uno, para comunicarles la noticia. Toda una mañana en la que cada uno de ellos no dejó de preguntarse si se iría a la calle. «Como cerdos al matadero», me cuenta mi padre. Y hubo gritos, y gente que incluso lloraba.
Conozco personalmente a alguno de sus compañeros, a veces me llevó mi padre a tomar algo con ellos. Y fui a esquiar con uno de ellos, al que le tengo especial cariño, y que ha tenido la mala suerte de verse atrapado en semejante injusticia. Y yo desde aquí quiero decirles a todos y cada uno de ellos que tienen todo mi apoyo y mi respeto.
Y que no callarán nuestras voces. Ellos seguirán siendo siempre los obreros del cañón.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo