La odisea del S-81 "Isaac Peral"
Hace unos años, ante la obsolescencia de nuestra pequeña flota submarina, se decidió renovarla por una nueva serie, la S-80, que estaría formada por cuatro sumergibles de nueva generación. En un primer momento se barajó la compra o co-fabricación del submarino francés Scorpéne (Chile ya ha adquirido 2 unidades) pues ya existía una tradición de cooperación con Francia en la construcción de submarinos (clase Agosta y Daphné) e incluso la compra del sumergible alemán U-212 Delfín, que en este momento pasa por ser el mejor de su clase y que se está exportando con éxito (Israel ha adquirido 6 unidades), pero las autoridades españolas decidieron apostar por el desarrollo de un proyecto propio, que daría mayor carga de trabajo, permitiría la adquisición de nuevas tecnologías y daría un salto cualitativo muy importante a nuestros astilleros públicos que, incluso, como ha sucedido con portaaviones y fragatas, podrían exportar los nuevos submarinos. El reto era enorme por la complejidad del proyecto y, sobre todo, porque la industria española carecía de la experiencia y alta tecnología necesarias.
Estos submarinos, nuevos por principio, son de propulsión diesel-eléctrica, pero tienen la particularidad de que la electricidad no la producen los motores diesel y es almacenada en unas baterías, sino que es una pila de combustible de hidrógeno (AIP) la que la genera, proporcionando al sumergible mucha mayor autonomía y velocidad en inmersión, pero con el silencio de los motores eléctricos, algo muy importante en la guerra submarina. Sus sistemas de armas incluyen torpedos autodirigidos y misiles de crucero, lo que les hace temibles.
En el año 2.005 se inició la construcción del primer submarino de la clase S-80 en los astilleros públicos de Navantia, en Cartagena, y el casco se finalizó el 15 de octubre de 2.010. El 29 de marzo de 2.011 Navantia recibió la vela del submarino y el 11 de abril del mismo año la pila de combustible. El 13 de enero de 2.012 se aprobaron los nombres para los cuatro submarinos de la serie que serán: Isaac Peral, Narciso Monturiol , Cosme García y Mateo García de los Reyes. La entrega del primer submarino estaba prevista para el año 2.015 y es apremiante porque la situación de los sumergibles de la clase S-70, después del accidente sufrido cuando realizaba una prueba a máxima profundidad, que casi cuesta la vida a toda la tripulación, del S-74 Tramontana es de inactividad.
Pero, en el desarrollo de la fase final han surgido problemas muy importantes, por algunos errores de cálculo el submarino tiene un sobrepeso de entre 75 y 100 toneladas, que puede no parecer excesivo si se compara con sus 2.430 toneladas de desplazamiento en inmersión, pero que es fundamental para su supervivencia y maniobrabilidad y, lo que es aún peor, la pila de combustible que produce hidrógeno (AIP) se ha quemado, lo peor que puede suceder en un submarino.
Ya se han tomado decisiones radicales. Para solventar el problema del sobrepeso se alargará un poco el casco, una solución sencilla y práctica dadas las dimensiones muy contenidas del submarino, y se ha suspendido el contrato de la pila de combustible, cuya construcción se había encargado a la empresa Hynergreen Technologíes S.A., filial de Abengoa, porque no ha cumplido las especificaciones. La nueva pila de hidrógeno será suministrada por Técnicas Reunidas.
Los contratiempos encarecerán el proyecto y seguramente retrasarán 2 años la entrega a la Armada, pero lo peor es que cayéramos en el desánimo. Por eso queremos expresar aquí nuestro reconocimiento y apoyo a los trabajadores y técnicos de Navantia y a todos los que llevan años embarcados en este proyecto tan complejo y difícil, en la seguridad de que nuestra Marina contará finalmente con el mejor submarino de su clase del mundo.
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