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Chapuza tras chapuza

29 de Junio del 2013 - José Manuel Fernández Arias (Oviedo)

La capacidad de «encaje» de los ciudadanos de a pie es, sin lugar a dudas, infinita, y con ese as en la manga juegan a sus anchas los políticos a los que ingenuamente votamos –a los de ahora y a los de antaño– a esos que torean y dan capotazos una y otra vez a quienes ellos llaman genéricamente la ciudadanía.

Ahora resulta que por uno de los túneles de Pajares mana un caudal de 500 litros de agua por segundo, pero como aquí nadie dimite esa misma ciudadanía debiera pedir al menos que cesaran a alguien, pero las palabras dimisión y cese hace años que han sido borradas del diccionario particular de nuestros representantes. Hagamos números, 0,5 m³/seg = 1.800 m³/hora = 43.200 m³/día. Una pequeña fuga de nada que pasó inadvertida. Señores, este país no es serio.

Desde un punto de vista estrictamente profesional toda obra de cierta importancia, y ésta es una superobra, tiene su proyecto, su dirección técnica, sus empresas de control de calidad, sus organismos de control y su certificación técnica final, trabajos por los que entre todos cobraron cantidades multimillonarias de euros. Bien, pues resulta que ahora aparece «un furaco», una grieta, una fuga o algo similar que hasta sería digno de ser estudiado para su aprovechamiento como fuente de abastecimiento de agua potable, y la solución está, se supone que como siempre, en pedir un presupuesto extraordinario, también multimillonario, al erario público para solventar el problema. Increíble pero cierto. No voy a entrar en el manoseado argumento de que en este país el deporte nacional era el de llevárselo crudo, que fue tan cierto como la vida misma mientras hubo dinero en caja –aunque resulta que el dinero no era nuestro, era prestado, y ahora lo pagaremos entre todos, hasta donde podamos, y encima nos lo venderán como un éxito suyo– por ello sólo cabe preguntarse si no hay responsabilidad de nadie y si todos los que hacen obra pública, los que se las adjudican y los que consienten las tropelías son menores de edad y si deben seguir en sus puestos como si nada estuviera pasando.

Tal parece que esta y otras obras se las hubieran adjudicado a la empresa de chapuzas Benito y Manolo S. L., aquellos del chiste que dicen la ofertaron y que por toda maquinaria declararon tener tan sólo un pico y una pala y que uno empezaría a excavar por Asturias y otro por León. Ante tan extravagante propuesta, al carecer de topógrafos y geólogos entre otros técnicos, en la Administración se mosquearon y les preguntaron qué ocurriría si no se encontraban a medio camino, a lo que sin pestañear dijeron al unísono que en ese caso harían los dos túneles por el mismo precio. Oigan, basta de coñas marineras, basta de chapuzas, basta de concesiones de obras amañadas, basta de tener y pagar a miles de funcionarios para no controlar nada, basta de «casos Marea», y de otros cientos que no salen a la luz pública por algo que Javier Neira, muy acertadamente, definió hace pocos días como un sistema de omertá (Ley del Silencio) generalizado. Señores, esto no funciona y lo peor es que a muchos, esos en los que usted y yo estamos pensando e incluso conocemos, se intuye que no les interesa para nada que funcione. Esto de los partidos políticos es necesario que exista, pero no como está planteado. Limiten mandatos, abran listas, remuevan periódicamente a los cargos directivos, abran por ley de una vez por todas las ventanas de esos partidos y de la Administración y al menos pongan caras nuevas. Ya estamos hartos de tantos caraduras incompetentes, de vividores, de rasputines, de corruptos profesionales y de sátrapas repetidos. Todos los días, desde hace cuatro o cinco años, sale a la luz un escándalo nuevo que tapa el anterior, en eso sí son unos artistas. Realmente se tapan unos a otros, saben del descontento de la ciudadanía pero el puestín, o puestazo, de cada uno, la VISA a discreción, los viajes o las prebendas, ni tocarlas. Hablan de los escándalos como si no fueran con ellos.

Como lector atento que soy de la actualidad he llegado a quedar perplejo cuando «el fenómeno» de Zapatero, el del abuelo, ¡vaya fichaje!, dijo aquello de que España era una nación de naciones y nuestro actual presidente, preguntado por la prensa al respecto manifestó, más o menos, que efectivamente la noción de España era un concepto polisémico. Hasta un hombre serio cuando está insertado en una estructura piramidal y rígida puede salir por la tangente con tamaña patochada para no contradecir al que manda aunque el que manda esté diciendo tonterías de forma continuada. Con esta filosofía no vamos a ninguna parte. Encima la coartada de la «vía de agua» en este momento es perfecta, dinero no hay y como la fuga no es de nadie, como el viento (Zapatero tampoco se enteró que el viento es de las empresas eólicas), el AVE llegará a Oviedo-Gijón cuando las ranas críen pelo, al tiempo. Por ello, mientras que eso ocurra, como va para largo, me voy a permitir darles una idea: ¿por qué con el agua no hacen una cascada artificial, ya que está en pendiente, y lo promocionan como visita turística guiada?, ¿o es más tontería esto que lo de los billetes de 500 euros? ¿Para esto y para éstos es para lo que pagamos impuestos directos, indirectos y hacemos la declaración de la renta? Es preferible ni pensarlo. En su día fue popular aquello de: «El que vale, vale, y el que no, pa Ensidesa». Los tiempos cambian, ahora el que vale, vale, y el que no, que pruebe en política. Si son disciplinados valen todos y hasta te pueden buscar trabajo en Aquagest, en uno de sus chiringuitos o en un Ayuntamiento. Así nos luce el pelo, así nos fue y así nos va.

José Manuel Fernández Arias, funcionario jubilado y ex concejal, Oviedo

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