Cadenas rotas
Cada vez que oigo en los medios de comunicación las palabras violencia machista me viene a la mente otra palabra: propiedad, una asociación que automáticamente me hace pensar en una casa, un coche o un terreno, algo que puede ser objeto del dominio, pero, ¿una persona?, ¿es qué hemos vuelto a la época de la esclavitud, o tal vez nunca hemos salido de ella?
Todos estos propietarios tienen en común la frase: es mía, como si de una chaqueta se tratase, a la que pueden usar y arrojar donde les plazca, anulando sus ganas de sentir, de opinar y de pensar; siempre merecedoras de castigo, viviendo en un mundo llenos de secretos, creado para el miedo y el terror.
La rebelión en muchas ocasiones es su perdición, escapar o intentar romper las cadenas físicas y mentales está prohibido y puede ser castigado con la muerte, así nos lo muestran las estadísticas año tras año.
Las víctimas que consiguen llegar al otro lado necesitan mucho tiempo para olvidar y ayuda para encontrar la forma de seguir viviendo. Esta ayuda la encuentran en organizaciones como la Obra Social la Caixa y Cruz Roja Española, con dos programas como Incorpora y Violencia: Tolerancia Cero.
Su gran labor, en estos tiempo de crisis, les ha llevado a conseguir más de doscientos puestos de trabajo a mujeres víctimas de la violencia de género, durante el pasado.
Por esto y mucho más quiero mostraros toda mi admiración y respeto. Gracias por ayudar y gracias por romper cadenas.
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