¡A la cárcel!
El juez Elpidio José Silva, titular del juzgado de instrucción número 9 de Madrid, ha decretado el ingreso provisional en prisión, eludible con una fianza de doce millones y medio de euros, de Miguel Blesa, que fuera presidente de Caja Madrid, por varios delitos económicos, como apropiación indebida, administración desleal y estafa. El magistrado también ha ordenado la retirada del pasaporte a Blesa, al considerar que existen evidentes indicios de riesgo de fuga. El instructor del caso ya tenía la documentación necesaria, alguna solicitada a EE UU por la compra de un banco en Miami, para, ante las manifiestas operaciones fraudulentas, empapelar a uno de los protegidos del ex-presidente José María Aznar.
La Justicia no ha abierto ahora la veda contra muchos de los personajes que, mientras cobraban salarios millonarios, con su pésima, y muchas veces delictiva gestión, abocaban a las Cajas de Ahorro, nuestra banca pública, al desastre. De hecho, solamente en la lista de imputados de ex-consejeros de Bankia hay 33 personas, algunas muy relevantes, entre las que se incluyen un ex-vicepresidente del Gobierno, un ex-presidente autonómico y un ex-ministro, pero también hay diputados, ex-alcaldes, sindicalistas, miembros importantes del PP y del PSOE e incluso el presidente de la Cruz Roja.
Mientras muchos analistas interesados desvían la atención y la ira de los ciudadanos hacia la banca en general, no apuntan a los políticos, los auténticos responsables de la desastrosa gestión de las Cajas. A ellas ha ido la mayor parte del dinero del rescate bancario prestado por el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, que ha servido solo para tapar en parte el gigantesco agujero producido por la total falta de rigurosidad y prudencia en la concesión de los créditos. Pero, mientras España se desangra con miles de empresas al límite por falta de liquidez, los nuevos entes bancarios surgidos de la fusión de las antiguas Cajas de Ahorros están utilizando el dinero del rescate para comprar Deuda Pública, es decir, los ciudadanos además de pagar con sangre, sudor y lágrimas el rescate bancario, también pagarán a la nueva banca los altos intereses de la Deuda con sus sacrificios, todo para, como ya ha dicho el Gobierno de Rajoy, una vez saneada la banca nacionalizada, privatizarla. De hecho, algunos de los nuevos entes bancarios ya han salido a Bolsa y sus acciones han sido compradas mayoritariamente por fondos de inversión, casi todos extranjeros, a precios ridículos.
No es de recibo que, mientras se exige a los ciudadanos esfuerzos enormes, los responsables de la catástrofe de las Cajas de Ahorros se vayan de rositas, algunos con retiros insultantemente millonarios, y estamos poniendo en la picota desde a los que se sentaban (incomprensiblemente algunos todavía lo siguen haciendo) en los consejos de administración hasta el que fuera Gobernador del Banco de España, que se dedicaba a pedir recortes contra los trabajadores en vez de hacer su trabajo.
La Justicia es lenta, pero inexorable. Está actuando y deberá seguir haciéndolo hasta que la pléyade de sinvergüenzas que nos han traído hasta este estado de cosas pague por sus fechorías.
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