De bofetadas

3 de Julio del 2009 - José Manuel Fueyo Méndez (Oviedo)

Me dicen que se están dando en Oviedo casos de «primeras comuniones laicas». Si con tal práctica pretenden darle una bofetada a la Iglesia, allá ellos, pero servidor, al menos, no se siente en absoluto abofeteado. Si acaso, los abofeteados son el Diccionario de la Real Academia y los miembros de la que «limpia, fija y da esplendor», que ven usurpadas sus funciones. Pero que los fieles menos fieles elijan otras opciones no sólo se acepta, sino que incluso se agradece.

Lo que tiene más pinta de bofetada es uno de los vídeos que utilizó el PSOE durante la campaña de las europeas, pues mete en el mismo saco a un cura católico que aboga por una sola religión para Europa, a un skin que se manifiesta contra la inmigración, a una señora que defiende la pena de muerte y a un empresario que aboga por el despido libre. Quizás haya conseguido algún voto con la bofetada de marras, pero también se habrá expuesto a perder alguno. Ellos sabrán. Ni qué decir tiene que podían haber incluido también en el vídeo a un musulmán afirmando que Europa debe someterse a la «sharia»; pero para eso hay que ser muy valientes, y no es el caso. Los muy pillines saben bien a quién pueden darle bofetadas. Por cierto, las listas que presentaban los dos partidos mayoritarios para las mentadas elecciones nos han vuelto a aclarar, por si hubiera alguna duda, el peso que tienen los políticos asturianos en Madrid. Sabes, paciente lector, que hay diecisiete comunidades autónomas. Pues en una de las listas el único asturiano figura precisamente en el puesto veintidós. Esto es lo que hay: Asturias no pinta nada. Por algo se ha convertido en una región de museos, después de haber sido una potente región industrial. Si ya de por sí las elecciones europeas tienen menos tirón que las otras, sospecho que muchos asturianos respondieron a esta bofetada de las listas con otra bofetada: la de la abstención.

Lo del Parlamento intentando reprobar al Papa, más que bofetada a Benedicto XVI, parece una bofetada al sentido común. Algo así como cuando las Cortes de la República sometieron a votación la existencia de Dios. ¡El colmo de la estulticia, vamos! Y por ahí se andan las sutilezas científico-lingüísticas de la miembra Bibiana sobre el ser vivo y el ser humano.

De bofetadas también saben en el mundo sindical. Uno de sus grandes líderes declaraba hace poco que no consideraban oportuno darle una bofetada al Gobierno convocando una huelga general. Hasta ahí se entiende. Pero, cuando quiso precisar más, le dio una bofetada tremenda a los cuatro millones de desempleados y a los miles de currantes que sufren horarios de esclavitud y sueldos basura, pues el ínclito don Cándido dijo: «Sólo actuaremos cuando se pierdan derechos». Por lo que se ve, el trabajo, los horarios y los sueldos dignos no constituyen un derecho. Trabajo y sueldo más que digno tenía el trabajador Jiménez Losantos en la cadena radiofónica Cope, pero parece que el matrimonio se acabó. Al hombre le sentó como una bofetada que le quisiesen cambiar para el horario nocturno y recortarle horas de programa y no aceptó la oferta. Un columnista de este periódico, el señor Neira, afirmaba hace unas semanas, quizá pensando que nos daba una bofetada, que el citado comunicador contaba con más seguidores que todos los obispos y curas juntos. ¡Pues vale, oiga! Si don Federico cuenta con más seguidores que nosotros, pues que disfrute con su éxito. Quizás el señor Losantos pretenda tener muchos seguidores, pero sucede que los obispos y los curas no tenemos la misión de conseguir prosélitos para nuestra causa personal, sino para la de Jesucristo. Por tanto, aceptamos deportivamente que don Federico, o quien sea, cuente con más seguidores que nosotros. Por lo demás, no hay ningún inconveniente en reconocerle al señor Losantos sus virtudes, que seguramente le permitirán seguir triunfando. La Cope, en su día, le acogió, junto a otros comunicadores que habían recibido la bofetada en Antena 3 Radio, en aquel feo ataque a la libertad de expresión promovido por empresarios mediáticos afines al felipismo. La relación duró lo que duró y punto. Pero cabe decir que, más que bofetada de la Cope a Losantos, es autoexpulsión del comunicador, pues Federico no es tonto y sabía lo que se jugaba cada vez que abofeteaba el ideario de la cadena.

Los que no se autoexpulsaron, sino que recibieron la bofetada del presidente del Pleno, fueron unos vecinos de esta parroquia, concretamente de las viviendas sociales de Bermúdez de Castro, que habían acudido al Pleno municipal ovetense con la intención de leer un comunicado alusivo a la situación que sufren con sus viviendas.

Lamentable discriminación, pues en el Pleno anterior se les había permitido intervenir al director y a los estudiantes de la Escuela de Minas. Nadie duda que la ubicación de la mentada Escuela sea un tema importante para Oviedo, pero la vivienda de los ciudadanos no lo es menos. En fin, que hay bofetadas de múltiples colores, unas veces las recibimos y otras somos nosotros quienes las damos. Decía un filósofo de la Antigüedad: «Vale más sufrir la injusticia que cometerla». Los cristianos tenemos la obligación de suscribir también este adagio, aunque resulte difícil de digerir a veces. Pero ello no implica que perdamos el derecho, que también es deber, de denunciar las bofetadas sufridas por propios y extraños. Y en esas estamos...

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