Támpax con alcohol
Horroriza saber que una parte importante de nuestros adolescentes y jóvenes tiene como objetivo para el fin de semana, colocarse con una combinación alcohólica, la que sea; y cuanto más rápido, más barato y más novedoso, tanto mejor.
La escabrosa moda de impregnar un tampón de whisky, vodka o ginebra e introducirlo en la vagina (en el caso de las chicas) o en el ano (si se trata de un varón), parece que ya ha llegado a Asturias. Llamémosla también, entre otras cosas, la borrachera exprés, pues esta práctica permite entromparse más deprisa. De hecho, este "colocón" se sube a la cabeza veinte veces más rápido, ya que el alcohol es absorbido directamente por la sangre sin pasar por el hígado. En este uso parece que predominan las chicas adolescentes de más corta edad, digamos que entre 13 o 14 años.
Hace unos días leía en la prensa belga la explosiva noticia de la introducción de tampones humedecidos en alcohol por diversas partes del cuerpo, quedándome atónito y sin reacción por la importancia del tema. Precisamente ayer, LA NUEVA ESPAÑA publicaba algo al respecto y aunque el impacto que me produjo fue un tanto menos, lo reconozco, ya que llovía sobre mojado, aún continúo con la boca abierta por el pasmo de hace unos días. Decididamente, no se puede ser viejo.
Independientemente de que esta práctica puede provocar con facilidad un coma etílico. puede asimismo dañar las paredes vaginales de esas llamémosles crías, además de correr un cierto riesgo de infección grave, como así lo reconocía el médico gijonés. Ante ello, se puede aceptar sin sonrojarse mucho, que el botellón es una costumbre casi infantil.
Esta nueva tendencia entre adolescentes se conoce como "slimming", ya que los primeros casos se detectaron en Estados Unidos, donde la edad legal para ingerir bebidas alcohólicas es de 21 años.
Continuando con la información del periódico belga, en los inicios del pasado mes de marzo, se hizo público el desmayo de una niña de 14 años altamente intoxicada, al parecer por un tampón de vodka, durante un reciente festival en la ciudad alemana de Constanza, próxima al renombrado lago.
Una variante del "slimming", es el "eyeballing", --que también menciona LA NUEVA ESPAÑA en el citado artículo-- y que se caracteriza por el consumo de bebidas embriagantes a través de los ojos. Esta forma de beber (bueno, dudo de que el verbo beber sea el adecuado para estos casos) no tiene otro objetivo que maximizar el consumo de alcohol como medio de entromparse: mínimo gasto, limitado tiempo, gran cogorza. Patético, ¿no? Confiemos, no obstante, en la cordura de los jóvenes.
En definitiva, y ya muy en serio, cabe preguntarse, ¿tan mal lo estaremos haciendo los adultos para que sucedan estas cosas?
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