Subordinados a los poderes económico y eclesiástico
El desarrollo de la nueva ley de Educación se ha hecho totalmente de espaldas a la comunidad educativa, el ministro Wert atesora el dudoso mérito de haber conseguido poner de acuerdo a casi todos contra una ley hecha a medida de la patronal de la educación, especialmente de la jerarquía eclesiástica. Se trata de una contrarreforma para seleccionar futuras élites dirigentes y excluir a quienes más apoyo necesitan. Es la última vuelta de tuerca en el proceso de implantación del modelo mercantilista y privatizador de educación que se viene desarrollando en los últimos años, desde el Gobierno del PSOE y el «plan Bolonia», con la peculiaridad del importante sesgo nacionalcatólico que tiene esta nueva ley.
Subtítulo: La LOMCE, una ley al servicio de las élites
Destacado: Tiene un sesgo nacional-católico infumable, no ya en una sociedad laica sino en una no confesional
La LOMCE se va a aprobar en un contexto de continuos recortes en educación, «casi 5.000 millones menos de presupuesto y miles de docentes menos», que atentan contra la calidad y la equidad educativa. Por otro lado, pero de manera complementaria a estos recortes, se incluye a «los agentes privados» en el sistema educativo y se relega la educación pública a un papel subsidiario. De la misma manera se somete la educación a intereses economicistas y se suprimen materias y contenidos considerados «poco útiles» por el mercado.
Dicha contrarreforma, que sale adelante, ajena a consensos y de espaldas a las demandas de la mayoría, deja herida de muerte la autonomía de los centros, suprime competencias a la comunidad educativa en la gestión de los institutos y se opta por una dirección unipersonal nombrada por la Administración, suponiendo esto un claro retroceso democrático. Además, se promueve la competitividad entre centros y su especialización, estableciendo clasificaciones según resultado, que servirán para obtener financiación. De esta forma, los institutos de las zonas más deprimidas y los de las zonas más privilegiadas avanzarán en direcciones opuestas, cuando lo lógico sería que se incentivara a los primeros para buscar la convergencia. La equidad se alcanza dando más a los que más necesitan, para que sean más iguales.
Esta ley tiene un sesgo nacionalcatólico, infumable no ya en una sociedad laica sino en una no confesional. Potencia la enseñanza de religión equiparándola a matemáticas o inglés para acceder a becas; permite y financia la segregación por sexos en los colegios privados y, otra más, avanza en la recentralización de la educación menospreciando la diversidad lingüística y cultural de las distintas comunidades autónomas. Todo contribuye a reforzar el papel adoctrinador y recentralizador que subyace en esta ley.
Izquierda Unida de Asturias une su voz a la gran mayoría de la comunidad educativa para exigir la retirada de la contrarreforma educativa. Propone un debate en la comunidad educativa para analizar las deficiencias del actual modelo y plantear las alternativas pertinentes dotándolas de recursos públicos suficientes. Nuestra propuesta en ese debate pivotará en torno a lo que consideramos los pilares básicos de la educación: pública, de calidad, laica, en igualdad, democrática, personalizada, integral e inclusiva.
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