Poreñu, para «Pueblo ejemplar»

De todos es sabido que, en la última convocatoria, Poreñu estuvo a punto de ser proclamado «Pueblo ejemplar» de Asturias. A un puesto tan sólo quedó de la nominación. Por eso me decidí a expresarles una palabra de aliento a sus vecinos, que con tanta ilusión trabajan en «sextaferies» para mejorar su pueblo, que yo considero con las mayores posibilidades para alcanzar lo que de verdad les deseo. Como apoyo cordial, no puedo menos de expresar mi punto de vista sobre alguna de sus peculiaridades, dejando para otra ocasión el resaltar sus méritos y actuaciones

Por haber sido párroco, durante casi dos años, de esta feligresía, me resulta sumamente conocido, en las peculiaridades más internas, el pueblo de Poreñu, perteneciente a esta parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Celada. Posee su iglesia elementos prerrománicos, si bien sólo en algunos vestigios, ya que su estructura es románica, con sucesivas transformaciones renacentistas y barrocas. De aquel período prerrománico conserva una hermosa pila de bautismo que destaca entre las más antiguas de nuestra región, y un capitel, hoy haciendo de basamento para la colocación del sagrario.

Para el pueblo de Poreñu es motivo de primordial orgullo su capilla –del siglo XVII– dedicada a Nuestra Señora de la Purificación o de la Candelaria o de las Candelas, hoy de Nuestra Señora del Pilar. Es de patronato de los vecinos, que la miman con cuidado exquisito. En otro tiempo fue del patronato de la Casa de Hevia, cuyas armas se hallan representadas en las cuatro ménsulas de las esquinas que sirvieron de arranque de la cúpula, hoy desaparecida. La capilla destaca por la belleza y singularidad de la fachada, con hermoso arco y enrejado tradicional, restaurada, con fidelidad a su pasado. Revela una exquisitez notable entre las capillas del concejo villaviciosino, con sus arquitecturas de acendrada nobleza y originadas en planos importados de Lerma por la Casa de Peón de Villaviciosa, emparentados con la Casa de don Gutierre de Hevia. Pueden citarse algunas capillas con similitud de planos y estructura arquitectónica: en Carda, la de la Casa de la Torre; en Camoca, la de San José del Llano; la del palacio de Sorribes, del Real Transporte y, destacando sobre todas, la de la Concepción de la Torre de la Pedrera en Villaviciosa, la muestra más fastuosa.

En cuanto a su estado de conservación, libre de actuaciones que empobrezcan su fisonomía tradicional, tuve la satisfacción, como cura de Celada, de encabezar su rehabilitación, presidiendo la comisión vecinal que consiguió su restauración, a la vez que se hacía un altar de cantería para la iglesia parroquial. Fue una de las actuaciones en que los vecinos de Poreñu comprometieron más generosamente su actuar comunitario, hasta lograr la recuperación de la nobleza y elegancia que caracteriza a su capilla. Posteriormente, la construcción en las inmediaciones de un local social constituyó un nuevo motivo para añadir a los méritos del pueblo de Poreñu.

Cualquier visitante que llegue al pueblo de Poreñu quedará sorprendido, desde el punto de vista urbanístico, de la singular correspondencia que ofrecen el medio urbano y la parcelación de la Hería de cultivos, denominada la Llosa. Las casas, en el barrio del Palaciu y en el de La Torre, topónimos expresivos de dos núcleos agrupados en cercanía de dos casonas solariegas, aparecen con la misma estructura, es decir, a manera de adosados, en que dos paredes que enmarcan siempre un corredor en antas, producen un ahorro constructivo notable, ya que cada pared sirve a dos casas. Esta configuración urbana se origina, en la forma de poblamiento, en que la Casa de Hevia promocionó el arribo al pueblo, ofreciendo casa y terrenos a los colonos que vinieran a poblar el coto de realengo, propiedad de los Hevia.

De manera correspondiente, queda expresado el mismo comportamiento en la parcelación de la Hería de la Llosa, formada por hazas, en asturiano «fazas», casi iguales, destinadas a los cultivos de trigo, escanda, cebada, maíz, habas y patatas; hazas que se suceden, paralelas, desde el río de Celada hasta la zona de población, mientras que los terrenos, con los espacios dejados libres por las casas, se destinaban a huertos, para las hortalizas y la parcelación de las praderías, similar a la de la Hería, aseguraba una rica ganadería, así como los montes comunales permitían tener abundancia de castañas. Es de notar la abundancia de hórreos para guardar las cosechas y la de molinos y llagares, que permitían disponer de la harina necesaria o de la sidra, que, desde la abundancia de pomaradas, aseguraba una producción capaz de abastecer las exigencias locales dando lugar a una casi autarquía.

Poreñu, en la trayectoria de la edades Moderna y Contemporánea, se distinguió por ser un pueblo sumamente autárquico, capaz de autoabastecerse, favorecido por su especial parcelamiento de las áreas de cultivo y su organización interna, con un sistema de «sextaferies» que estimulaba el espíritu comunitario, aspecto que perdura entre ellos,

Por otra parte, el aislamiento que forzó la falta de carretera, casi hasta nuestros días, contribuyó a suplir las necesidades con el autoabastecimiento. Consecuencia de la dificultad de comunicaciones y del aislamiento fue la construcción de carretera por los años cincuenta, sentida y realizada como un empeño comunal. Asimismo, otra consecuencia de la situación incomunicada en que venía encontrándose el pueblo se manifestó en la patente endogamia que da como resultado la abundancia de apellidos que se repiten, como Cardín, Arenas, Arboleya y otros. Esta circunstancia venía favorecida por la actitud agresiva de los mozos del pueblo frente a los advenedizos que osaran pretender a alguna moza del lugar, pudiendo darse por contentos si no recibían alguna paliza, por los recovecos de los caminos, a la vuelta.

Todo esto y mucho más confiere a Poreñu características de singularidad, para ser gratificado con el premio «Pueblo ejemplar» de Asturias.