El ERE de Santa Bárbara Sistemas en Trubia
Con todos los respetos, como no podía ser de otra manera, a los despedidos de Santa Bárbara Sistemas Trubia:
Es perfectamente entendible en estas circunstancias que algunas voces se pronuncien más con el corazón que con la cabeza, pero es precisamente en este momento cuando conviene actuar con la cabeza lo más fría posible, al objeto de intentar ayudar a los afectados con la mayor eficacia posible. En este sentido decir en honor a la verdad que desde el primer momento se ha puesto a disposición de los despedidos, el Comité de Empresa así como los servicios jurídicos del sindicato.
Desde que empezó el proceso de negociación CCOO viene actuando con gran transparencia y democracia, y son testigo de ello las múltiples asambleas donde se informaba con toda clase de detalle de la marcha de la negociación, así como se adoptaban prácticamente por unanimidad las medidas y movilizaciones que se estimaban oportunas.
A la hora de negociar, el sindicato, entre otras cuestiones, hace valer la fuerza que le otorgan los trabajadores; fuerza de persuasión frente a la otra parte que utiliza la fuerza ejecutiva. La desproporción es evidente. Desde el primer momento de la negociación el contexto en el que se desenvolvieron las partes era claramente favorable a la empresa. Las reformas laborales emprendidas primero por el PSOE y después por el PP desequilibraban aún más las fuerzas. Si a esto se añade, primero, que la multinacional no ha tenido en ningún momento la voluntad de repartir las cargas de trabajo por las plantas europeas, y más concretamente en España, así como el papel que no han jugado los Ministerios de Defensa e Industria como principales clientes de la empresa en la problemática que nos afecta, al dejar claro que tenían otras prioridades como es atender los compromisos adquiridos con los socios europeos, en el sentido de cuadrar las cifras macroeconómicas, y que ello iba en detrimento de destinar ese dinero a programas de armamento.
Este es el contexto en el que hay que valorar el papel de los sindicatos, teniendo claro quiénes son nuestros enemigos al objeto de no errar los tiros, dado que si es así difícilmente podremos solucionar nuestros problemas. Y el problema no es, primero, la falta de capacidad del sindicato para negociar, que la tiene, ni ser más o menos contundente en la calle. Lo que se necesita es coherencia. Con ser muy importante la movilización en la calle, es condición sine quanum ocupar también las instituciones, esto es llevar al parlamento, que es donde se elaboran las leyes que tanto daño nos están haciendo, a cientos de diputados y diputadas, que los hay; ¡vaya si los hay!, lo que pasa es que no los queremos ver, que se identifiquen claramente con nuestros derechos e intereses, y no como los que están ahora (PSOE y PP) que están demostrando con creces que solo representan los intereses de las grandes multinacionales y del mundo financiero, y segundo, democratizar a directivos que como en esta multinacional funcionan con códigos de conducta de clase dominante y no como tendría que ser, de clase dirigente. Les cuesta horrores incorporarse a marcos de relaciones laborales propios de sistemas democráticos. En este sentido los despidos eran de mano algo innegociable e imparable. Objetivos: Disciplinar la plantilla y debilitar a los sindicatos. Termino parafraseando a Rosa María Artal: Hay una minoría depredadora que está destrozando la sociedad en su provecho. Esta organizada y sabe lo que quiere. Las víctimas, entre las que nos encontramos los trabajadores no. Y así nos luce el pelo.
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