A la hija del teniente coronel Teijeiro
Querida Conchita:
Hemos leído, en LA NUEVA ESPAÑA, tu escrito relacionado con el monumento a tu padre, el heroico teniente coronel Teijeiro, que estamos de acuerdo con todo lo que tu dices.
Pero al mismo tiempo te quiero decir que la mayoría de los ovetenses no están conformes con que se quite su estatua, lo que quieren, al parecer, algunos pocos, los de siempre, que quieren borrar la historia heroica de esta ciudad, muy noble, muy leal, benemérita, invicta, heroica y buena, que la historia le otorgó.
Tienen mucha razón en decir que la estatua a tu padre donde debe estar es en Oviedo, lugar que él liberó en octubre de 1936, cuando los ovetenses sólo esperábamos «morir como españoles», como había dicho el ya general Aranda.
Pero algunos, muy pocos, los de siempre (que alguno no nació en Oviedo), quieren borrar la verdadera historia de nuestro muy amado Oviedo, al que todos estamos obligados a respetar.
Gracias a tu padre, el heroico teniente coronel Teijeiro, muchos de los ovetenses que viven hoy día no hubieran nacido, pues sus padres o abuelos hubieran sido asesinados por el solo hecho de vivir en aquel Oviedo invicto y heroico que él logró liberar.
Nosotros amamos la historia de Oviedo y nunca luchamos y nunca lucharemos contra ella, sea del bando que sea, la historia de Oviedo fue como fue y no como algunos quisieran que hubiera sido.
Respetamos con orgullo los títulos que ostenta nuestro escudo y por ello pedimos al excelentísimo Ayuntamiento de Oviedo reponga, a la mayor urgencia posible, el monumento que indebidamente se quitó, al parecer para limpiarlo.
El teniente coronel Teijeiro, exponiendo su vida, logró la heroica hazaña de liberar a Oviedo de su cerco, y, vuelvo a repetir, liberando con ello a más de cuarenta mil ovetenses de morir asesinados, si no lo hubiera hecho.
Oviedo es algo más, mucho más, que lo que esos pobres hombres quisieran que fuera. Oviedo es una ciudad señorial, hidalga, culta, amable, servicial y heroica, por la que lucharemos siempre.
Un fuerte, muy fuerte abrazo y un recuerdo especial a tu padre, el heroico teniente coronel Teijeiro.
Fermín Alonso Sadaba, Oviedo
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