Respetar las tradiciones
En esto que antes se llamaba España vemos como poco a poco van desapareciendo cosas que son la esencia, la entidad, la cultura, la idiosincrasia de un pueblo que tiene una larga trayectoria histórica a través del tiempo; todo el mundo puede comprobar cómo se va descomponiendo.
Ahora hay comunidades como la asturiana donde puede verse que a fiestas con tradición de años ha les cambian el nombre; a las fiestas de la Semana Santa les ponen el nombre de fiestas vacacionales de primavera, y a las de Navidad, fiestas vacacionales de invierno. Cualquier día tendremos la sorpresa de llamar a lo poco que queda de España Unión de Autonomías de Europa.
Hombres y mujeres de la juventud actual y venidera, si no hacéis algo para parar esto perderéis la entidad de lo que es tener el orgullo de ser españoles, como es Francia, Alemania, Noruega, Suecia, Inglaterra y un largo etcétera de naciones, cuyos habitantes tienen y sienten el honor de pertenecer a su nación. En todos los países de Europa sienten el tener a gala y respetar sus tradiciones, ya que son el alma de los pueblos.
Hay una parte de los políticos que tienen ideas de destrucción de todas las tradiciones; recuerdo, como ejemplo, en RNE, cuando gobernaba una facción de políticos, hicieron desaparecer el ángelus que a las 12 del mediodía se emitía, ese toque de campanas con una sintonía; en la campiña, oírlas era un goce que ahora mucha gente ya no conoce. Atención a las juventudes de las nuevas generaciones, hay que recuperar y no perder las tradiciones, son el alma del pueblo. Las tradiciones hacen a las naciones grandes, porque perder las tradiciones es igual que una fiesta sin música o un banquete sin vino.
La salsa de la vida son las tradiciones que de padres a hijos se fueron transmitiendo; las tradiciones nos recuerdan a nuestros antepasados, familiares y amigos. Dice Cicerón, «recordar a los muertos es hacerles vivir eternamente». Si perdemos las tradiciones, no sólo perdemos la entidad, sino que es estar muerto en vida, estaremos vivos físicamente, pero nuestro interior estará muerto; lo físico, al igual que la belleza, con el tiempo desaparece, como le pasa a una bella flor, con el tiempo se marchita. El espíritu del alma eso nunca muere, lo que nos distingue de los animales, eso es el alma.
Juventudes actuales y venideras, ¿queréis que España se convierta en reinos de taifas al igual que ocurrió en un tiempo?
Manuel Abad Alonso, Oviedo
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo