Recortes versus corrupción
La situación económica en que nos encontramos ha tenido como consecuencia la adopción de una serie de medidas, por parte de las diferentes administraciones.
En la actualidad el ciudadano común observa con preocupación cómo esos recortes afectan a su calidad de vida. Sanidad, educación, reducción en las becas concedidas por el Estado, desatención a las personas dependientes, eliminación de los tan necesarios comedores escolares, y como tremendo colofón, la existencia de problemas de desnutrición en un cada vez más numeroso grupo de niños españoles.
Esta situación no se está produciendo en países exóticos, ocurre en nuestras ciudades y en nuestros centros escolares, donde el profesorado tiene que ver cómo hay alumnos que no pueden seguir un ritmo normal de actividad porque solamente hacen una comida al día.
A nadie se le escapa que en España el problema de la crisis económica está infinitamente agravado por una corrupción generalizada que afecta a nuestro país. No solamente la corrupción ilegal, sino también la corrupción moral derivada de la utilización egoísta de los recursos del Estado por parte de la casta política.
Prebendas y privilegios preñan la actividad de nuestras clases dirigentes sin que el ciudadano observe una sola actuación destinada a poner coto a semejantes dislates. Peor aún, los españoles tenemos que presenciar el deleznable espectáculo de la protección ejercida desde los partidos hacia los presuntos corruptos. Decenas de casos aparecen a diario en los medios de comunicación, sin que se tomen medidas internas para evitarlos, o se remueva a los corruptos de sus cargos.
Pero vayamos más lejos. Esos mismos dirigentes políticos no están dispuestos a que se profundice en un desarrollo democrático del Estado, que otorgaría a la ciudadanía mayor poder político y evitaría el acceso de los corruptos al poder. La democracia desarrollada no interesa a unos partidos dominados por ejecutivas oligárquicas, que ejercen verdaderas dictaduras en el seno de los mismos y evitan el desarrollo democrático interno consagrado en la Constitución.
Esta es la España que tenemos y la imagen que proyectamos hacia el exterior por mucha Marca España que se quiera vender. Corrupción y privilegios en todos los niveles de la Administración, desde la local a la nacional, sin acción alguna destinada a impedirlo. Mientras, la ciudadanía paga con su sacrificio el mantenimiento de este estado de cosas.
¿A quién entregaremos de nuevo nuestro voto? ¿A los corruptos?
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