Poniendo más puertas al campo
Si es que no teníamos ya suficientes cerradas, la vida en el campo asturiano hoy día es, cuanto menos, complicada. Las gentes tienen que luchar para subsistir en un modo de vida que implica un trabajo incansable y una dedicación constante.
La historia de mi padre. D. Antonio González Rodríguez, ha sido una historia de superación constante. Bien es cierto que contó con la ayuda inestimable de mis tíos, D. Basilio Chacón Pérez y D. Domingo Chacón Pérez. Los tres levantaron la Casa Casona de la nada con sus propias manos y hoy día podemos decir que seguimos trabajando con orgullo en aquello en lo que creemos a pesar de que mucha gente dude de nuestra decisión. Mi hermana y mi cuñado, como algunos otros jóvenes, han tomado el relevo generacional dignamente y continúan luchando por sacar adelante el sueño.
Recientemente han instalado en el pueblo de Moncó, en el Concejo de Cangas del Narcea, un hotel rural. La reacción inicial de los vecinos fue de alegría, puesto que esto supondría un poco más de vida para un pueblo que, como muchos otros, sufre las consecuencias de la emigración de sus habitantes, cansados en su mayoría de una vida de sacrificio. Coincidió la apertura del local con nuestra decisión de ampliar nuestra explotación apostando por un futuro incierto, por una locura.
Cual no sería nuestra sorpresa cuando comenzamos a recibir la visita de representantes del Ayuntamiento de Cangas del Narcea que nos comunicaron que la dueña del hotel había presentado algún que otro escrito alegando que nuestra casa perjudicaba su negocio. ¿El por qué? Las vacas huelen mal y sus cacas ensucian los caminos. Por supuesto consideramos la idea de perfumar a nuestras vaquinas así como proveerlas de dodotis. ¿Están todos locos o la loca soy yo? Cualquiera en su sano se ríe de la situación al menos esa es la reacción que yo observo cuando cuento el caso a mis amigos-. Pues no, parece ser que no es cuento de risa. Después de varias batallas ganadas, afortunadamente o no, según se mire- hoy día un buen abogado es el mejor de los aliados, la cuadra de mi padre está terminada, las vacas en su sitio y comenzamos a recoger la hierba como todos los años.
No obstante la semana pasada recibimos el último intento de poner puertas al campo. El Ayuntamiento nos hace llegar otra carta en la que se nos exige de nuevo justificar nuestro proyecto. Saldremos de esta, claro que sí, siempre lo hemos hecho, con dignidad y orgullo, pero, oigan, por favor, un poquito de respeto, una pizca de sabiduría y algo de memoria histórica bastarían para decidir quién es el loco en esta historia.
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