Las tasas judiciales
Somos muchos los que entendemos que una de las primeras –si no la primera– de las reformas aún pendientes que tenemos en España, es la de la Justicia, empezando quizás por los procedimientos judiciales.
Yo no sé si con este criterio, o quizás también con el recaudador, el Ministerio de Justicia decidió poner unas tasas en el proceso judicial, que quizás no haya conseguido parte del fin planteado, sino al menos el hacer descender el número de litigios presentados.
Que una de las partes en estos procesos, abogados y procuradores, se queje de este descenso de trabajo hasta puede parecer lógica. Pero que los jueces levanten la voz para quejarse de la falta de trabajo, aduciendo que el país se queda sin justicia, me parece, cuando menos, una hipocresía de mal gusto.
¿Qué clase de justicia tenemos hasta ahora? Una justicia lenta e ineficaz (y todos sabemos que la justicia lenta por este mismo hecho deja de ser justicia), donde los juicios tardan años en realizarse, que no solucionarse, donde los sumarios son miles y miles de folios que al final valen para poco.
Las voces de los jueces se oyen en que las tasas impiden a los posibles reclamantes acudir a los tribunales. Quizás antes, cuando eran gratis, lo hacían aún a sabiendas que no tenían razón. Pero las a veces arbitrarias decisiones judiciales propiciaban hacerlo, por si al menos la flauta suena. Y no me refiero a las prevaricaciones ni a otros delitos.
Todos sabemos que lo gratis no es valorado. Que es necesario una tasa (quizás las implantadas sean excesivas, no lo sé). Pero en ningún momento he escuchado una voz que nos dijese que al menos con estas tasas se agilizarían los procedimientos y los jueces emitirían sus sentencias en tiempos «normales», con un dígito, en semanas.
Uno de los grandes problemas que tienen el colectivo de abogados y procuradores es el de las pocas posibilidades de cobro de sus honorarios, con unos porcentajes de demoras cual si de sentencias judiciales se tratase, y la mayor parte «sine die». Agilicen esto, señores jueces, incidan ahí en ese tiempo libre que les deja la nueva ley de tasas. Sean positivos. Que eso al menos se haga notar. ¿O hay algún interés oculto? No lo sé, pero la realidad cotidiana nos lo demostrará.
Que así no sea.
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