Asturias translúcida
Leo en LA NUEVA ESPAÑA que Mariano Rajoy aseguró el pasado día 12 en el Congreso de los Diputados que en 2014 entrará en servicio el primero de los túneles de la variante de Pajares.
Podríamos decir que eso es un resumen bienintencionado –o incompleto, según se mire– de lo que realmente sucedió. Lo que realmente sucedió en la sesión parlamentaria –video dixit– es que en el segundo turno de réplica, tras una fundada, medida y dosificada interpelación profesoralmente dictada por el diputado de Foro Álvarez Sostres, el señor Rajoy dio una apremiante y larga cambiada, con la prosopopeya con la que don Mariano y algunos de sus ministros más encumbrados –de un tiempo a esta parte, y cuando van de sobrados– vienen adornando unas intervenciones reminiscentes (aunque, afortunadamente, con otro calado) de los vacuos engolamientos de reverbero catedralicio con los que se adornaba cierto "antecesor" de cuyo nombre no quiero acordarme.
El breve y gélido rifirrafe dura sólo cinco minutos, tiempo suficiente para poner de manifiesto fondos y formas.
En las formas, Rajoy arranca displicente, no recordando bien el apellido de su interlocutor ni reparando en que lo que se inaugurará (o no) en 2014 no será un puente de la variante de Pajares –como el Presidente dice en directo– sino un túnel, como todos sabemos o suponemos que debiera ser y como obsequiosamente le ayudan a corregir en la prensa.
En el fondo de la cuestión, me malicio que la faena de aliño que el presidente hizo con el diputado que en ese momento llevaba la voz de esta comunidad al Congreso de los Diputados evidencia una vez más que Asturias pinta cada vez menos, con ese gris climático que la desdibuja hasta de los mapas del tiempo (que van desde Galicia al Pirineo catalán pasando por el País Vasco). Obviamente esta región envejecida, subvencionada y desarmada, que los más pesimistas otrora dibujaban albanesa, tiene muy poco que ofrecer (buen rollito con retranca y bollinos con sidrina y orbayu) que cotice en el envilecido mercado de la política del Estado de las Autonomías, donde, si no tienes terror, independentismo o poder mediático con el que transaccionar, extorsionar o hacerte valer simplemente eres transparente para los presidentes.
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