Tabúes sobre la bicicleta en Oviedo
Recientemente se ha publicado en este diario un artículo de opinión de don Esteban Greciet acerca de la movilidad ciclista en nuestra ciudad, Oviedo. Escribo estas líneas como geógrafo e investigador en el ámbito de la movilidad urbana, la cual se convierte en sostenible cuando deja a un lado al vehículo privado. Pues bien, no es otro mi interés que el de dar otro punto de vista al respecto, no sin dejar pasar la oportunidad de poner en relieve algunos aspectos que, bajo mi punto de vista, ha tratado con cierta mofa e incluso desprecio.
El primer ejemplo de lo que comento aparece en las primeras líneas, pues nombra a la Red de Ciudades por la Bicicleta (donde están representadas más de 100 ciudades españolas) como un movimiento que se llama algo así como, lo que denota un menosprecio a dicha asociación. A continuación pone en valor las medidas adoptadas por el Ayuntamiento en esta materia (zonas 30), para criticar de paso a los usuarios por no utilizarlas. Esas medidas no sólo no impulsan el posible uso de la bicicleta, sino que aumentan la congestión del tráfico en la ciudad debido a esa velocidad tan lenta. La única medida efectiva (si de verdad se cree en el ciclismo urbano, cosa que no creo que suceda en el caso ovetense) es crear carriles-bici segregados; si no, le invito a que se adentre con su bicicleta en esos seguros carriles 30. Ya para terminar pone un ejemplo, bajo mi punto de vista interesado, en el cual un vecino del Cristo tenga que ir a trabajar a la Tenderina baja en bicicleta; obviamente, esa opción no es viable por el tremendo esfuerzo físico requerido. Pero señor Greciet, yo le propongo a usted y a los lectores otros ejemplos: ¿acaso no puede un vecino de La Ería desplazarse a su hipotético puesto de trabajo o estudio en Llamaquique?, ¿y uno de la zona centro al campus del Milán?, ¿o uno de cualquier otro barrio que no fuera el Cristo poder ir en bicicleta a coger un tren/autobús?. Creo que poner el ejemplo de los barrios más elevado y bajo respectivamente de la ciudad no es lo más acertado. Si Oviedo y su Ayuntamiento carecen ya de por sí de una cultura insostenible de la movilidad, intentemos entre todos cambiar en la medida de lo posible esta situación para tener una ciudad más saludable y funcional, y ello sólo será posible apostando por el transporte público (carriles-bus) y por alternativas como la de la bicicleta allá donde sea posible potenciarla, siguiendo siempre el sentido común. Reciba un cordial saludo y mi más profunda admiración a su dilatada trayectoria.
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