El futuro Real Oviedo
La temporada ha acabado tristemente para el Real Oviedo, sin llegar a jugar la última ronda de ascenso. La afición ha estado más unida al equipo que nunca. Muchos jugadores marcharán de aquí con sensaciones que no encontrarán en otros sitios..., pero será lo de todos los años.
Me quedo con una frase del míster, Granero: «Mi deseo es seguir en el Real Oviedo si el proyecto es serio, para ascender y quedar primeros».
Para eso es mejor que se vaya, sólo se queda si casi le aseguran que se van a quedar primeros (sin tener en cuenta a los otros 19 equipos que haya, que seremos mucho Real Oviedo, pero desde el momento en que estamos en Segunda B somos tanto como el resto de equipos de la categoría). Bajo esas premisas cualquier técnico querría entrenar al Real Oviedo. Al Real Oviedo hay que venir a entrenarle porque es un club histórico, porque su masa social se vuelca con él y hacen lo indecible, porque queremos abandonar esa pesadilla de la Segunda B que va a acabar con el club, no si el proyecto es serio para ascender. Muchos darían lo que fuera por entrenar al Oviedo. Así que, para eso, «Doctor Ascenso» (como le bautizó la prensa), ¡váyase!
No mejoró el juego del equipo, todo se basó en jugar con Cervero (el balón largo, el saque de banda cercano al área y el saque de banda lejano al área); de los cuatro fichajes de invierno (habría que pedir responsabilidades) sólo jugó de titular Orlando Quintana, por un Dani Barrio que estaba haciendo una gran temporada. Simón sólo jugó cuando cayeron lesionados Cerrajería y Rubio. Pepe Díaz nunca se hizo con el puesto, y Fran Sol, único delantero con Cervero, ni convocado (así, si Diego no funcionaba o no tenía el día, no había relevo).
De cuatro partidos por el ascenso perdimos tres, y ninguno de nuestros tres goles llegó en jugada elaborada, encajando cinco goles.
El 3 de julio habrá junta de accionistas, y volveremos a cambiar muchas cosas. Nos hablarán de algún técnico conocido, de categoría superior, de pasado azul... (el pasado azul no es haber vestido estos colores, es haber sentido estos colores).
Pues, a 20 kilómetros de Oviedo, el Caudal de Mieres hizo lo mismo que el Oviedo siendo un recién ascendido. Perdón, hizo lo mismo, no; hizo mucho más. Con el presupuesto más bajo del grupo, con una plantilla de 20 jugadores, con un equipo donde el «Pichichi» metió 8 goles, con el portero titular lesionado desde hace tres meses, llegó hasta el mismo sitio. Con la mitad de su plantilla de ex jugadores azules. Un equipo que cuando pasó por el Tartiere nos dio un baño táctico, provocando el cese de Sarriugarte.
De sus cuatro partidos por el ascenso sólo perdió uno, encajando dos goles.
La diferencia es que al Caudal de Mieres lo entrena un hombre nada mediático que responde al nombre de Paco. Un técnico sobradamente preparado, pero al que no se valora en su justa medida por haber triunfado solamente en equipos de la región. Una persona con pasado azul (¡18 años!) de los que han sentido lo que es el Real Oviedo, porque lo han mamado desde pequeño. Un hombre que querría ascender con el equipo en que creció..., pero sin poner las exigencias que parece poner quien no lo ha logrado.
No sé qué harán los gestores del Oviedo, pero, Paco, a ti, agradecerte lo que nos has ilusionado con el Caudal, con la manera de gestionar un equipo, y que nos hiciste disfrutar con un sueño que parecía iba a tener final feliz.
Sólo quiero decirte que somos muchos los que estamos orgullosos de ti y que cada día son más los que desean verte en la que siempre ha sido tu casa.
¡Hala Oviedo!
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