25 años de trasplante de médula ósea en el HUCA
Dentro de unos días se van a celebrar los 25 años del primer trasplante de médula ósea en el HUCA. Es posible que por aquel entonces leyera o me enterara de la noticia. Importante sí era, pero probablemente lo consideré el normal hacer de la vida de un hospital y de la investigación que en todos los campos médicos se hacía, se hace y espero que se siga haciendo en el futuro si nuestras autoridades políticas dejan de actuar en la dirección incorrecta en sus políticas sanitarias.
Yo no pertenezco al mundo sanitario, por tanto, digo, la noticia me alegraría, pero no iba conmigo.
Hace cuatro años se me detectó un mieloma múltiple, entrando de lleno en este concreto mundo de los enfermos de cáncer de médula ósea.
En todo momento me encontré con un personal entregado a nosotros de una manera que a mí me parece especial. Esto me ha ayudado mucho.
En una segunda fase entré a ser uno de los que forman las estadísticas de trasplantados del equipo del HUCA. Primero fue un autotransplante y luego uno de donante externo.
Creo que no funcionarían los trasplantes sin el compacto equipo que te atiende, te mima, te sonríe, te abraza, en definitiva, te va quitando, con esa actitud, parte de una enfermedad dura y te sientes seguro y animado en la lucha contra la misma.
Los artífices de esto, que aquí es donde quería llegar, son en muchos casos desconocidos por la sociedad. No son mediáticos, no meten goles de millones, no escalan el Everest, pero todos los días vienen preparados para subir un 8000 si hay que hacerlo, con o por el enfermo. Y esto nunca se puede olvidar.
La lista de nombres es larga. Hace 25 años un grupo inició este camino y se han ido incorporando más, y eso ha hecho que los enfermos de aquí no tengamos que ir a otros lugares a tratarnos. Nuestra esperanza de vida y calidad de la misma aumentaron considerablemente en estos últimos años.
He tenido muchas oportunidades de darles las gracias, sigo en contacto, pero quiero que parte de la sociedad que, como yo, antes no tenía información sobre todo esto lo sepa.
Muchas gracias por sentirme siempre acogido, por hacerme entender la enfermedad con la delicadeza y cariño con que siempre lo habéis hecho. En definitiva, la médula de mi anónima donante y vosotros me habéis salvado la vida, lo más importante que tenemos los seres vivos. Nunca os olvidaré.
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