La incomunicación de Bulnes
Se dice, se comenta, por las altas esferas políticas de Asturias que los vecinos de Bulnes no hacemos más que protestar. Parece ser les molesta que ejerzamos el derecho a la libre expresión por el cual se supone que ellos deberían estar luchando incesantemente como uno de los principios básicos de toda democracia.
Pues bien, no nos queda más remedio que seguir haciendo de mosca cojonera y seguir picando en prensa y donde sea, a fin de denunciar toda la dejadez y abandono al cual se ve sometido este pueblo y sus vecinos.
Cuando esto escribo llevamos más de cuarenta horas sin teléfono en todo el pueblo a pesar de ser notificado a Telefónica. Ante la carencia de teléfono estamos igualmente sin internet y sin posibilidad de hacer cobros por tarjeta. La incomunicación es total en pleno siglo XXI. Como el lector sabrá, Bulnes no tiene carretera y depende de un funicular con restrictivos y limitados horarios de funcionamiento. Tampoco hay cobertura de móviles ni banda ancha de internet.
Eso sí, el funicular, propiedad del Gobierno del Principado de Asturias, dispone de una moderna línea telefónica y no menos moderna banda ancha para internet. A cuatrocientos metros del funicular, el más absoluto de los abandonos.
Igualmente y como consecuencia de la negativa a prestar en el funicular servicio de cobro por tarjeta, los usuarios son desplumados con lo elevado del viaje y llegan a Bulnes con los bolsillos medio vacíos. ¿Cómo comer en el pueblo sin dinero y sin posibilidad de pago por tarjeta?
La carencia de teléfono este fin de semana ha supuesto un duro revés para la precaria economía de los establecimientos en Bulnes: imposibilidad de reservar en los alojamientos e imposibilidad de comer en los restaurantes por parte de muchos visitantes. ¿Quién pagará los perjuicios ocasionados?
A pocos días vista tenemos las elecciones al Parlamento europeo. No cesan de llegarnos cartas por parte de todos los grupos políticos pidiendo nuestro voto, pero... ¿estamos nosotros en Europa? Démonos por contentos de estar en los Picos de ídem.
Seguiremos ejerciendo de mosca cojonera.
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