Transportista desesperada
Tengo una empresa de transportes y esta carta es para los vendedores de camiones; que sean legales y no nos metan una hipoteca, como a mí. Compré un camión de segunda mano y el vendedor tiene, o creo que debe de saber si el vehículo está en condiciones de trabajar, ya que este vendedor o no lo sabía o no me lo dijo; desde entonces va a hacer cuatro años que no vivo, porque en un año pagué 18.000 euros en reparaciones, en ir a buscarlo a Francia costó más de 2.000 euros, cuando la reparación no llegó a 1.000; la casa donde lo compré está al tanto de todo, pues aunque no se pusieron en contacto conmigo yo sí llamé explicando lo que pasaba.
Ahora que yo podía estar tranquila es cuando peor estoy; todos los transportistas saben lo que es pasar fines de semana en áreas de servicio, sin hijos y sin nadie, sin ver crecer a los nuestros para darles lo mejor; pasan los años y cuando te das cuenta casi ni te necesitan, por eso, ahora que podría estar mejor lo estoy pasando mal.
Conozco todos los aparcamientos desde Asturias hasta Alemania, Francia, Bélgica, y el aparcamiento de la famosa Isla de Francia, donde quedamos todos los que no podemos llegar con los nuestros; eso es tiempo pasado pero sigue pasando lo mismo.
Bueno, lo último que me pasó con este camión es que el conductor levantó la cabina para poner un manguito y ésta se desplomó hacia adelante y la suerte quiso que él no estuviera cerca y lo matara; por él me entero que con el mismo vehículo tuvo otro accidente, y por supuesto, no quiso volver a trabajar con el mismo; con esta avería el camión estuvo un mes en el taller y la reparación costó 3.496 euros; cuando me enteré mandé que lo quemaran, así por lo menos dormiría tranquila.
Las personas que lean esto sabrán de qué estoy hablando, no puedo decir nombres porque todavía hay vendedores honestos, pero la salud no tiene precio; tengo las facturas que corroboran que lo que estoy diciendo es cierto; que se queden con el camión y que me devuelvan todo lo que pagué, y que no sigan engañando.
Abogados, quién se atreve a meterse con una firma importante cuando tú no eres más que un grano de arena; los sindicatos, no veo que ayuden al transportista, aquí están dormidos. Si yo quiero vender este camión también tengo que engañar o contar la verdad, y así no lo venderé nunca, porque la última reparación en este mes fueron otros 2.000 euros del embrague.
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