La bicicleta en la ciudad
Puedo admitir que un comunicante, en su carta aparecida el jueves, no haya interpretado bien la clave de mi comentario sobre las limitaciones para el deseable uso de la bicicleta en la ciudad. Lo que rechazo de plano es que se me acuse de mofa y desprecio.
Don Marcos Testón ha de saber que desprecio quiere decir desdén o desestima, y que mofa vale por burla y escarnio. Desafío a mi comunicante a que demuestre qué pasaje de mi artículo puede ser valorado en una clave tan desagradable.
Por el contrario, he tratado de ponderar, hasta en el título, que la promoción del ciclismo urbano es una iniciativa conveniente y recomendable que tropieza con dos limitaciones, a saber: las dificultades que supone la conformación de nuestro relieve telúrico que, como geógrafo sin duda valora, y la deficiente regulación en este punto del callejero local.
Sepa el señor Testón que en absoluto está en mi ánimo menospreciar a ninguna asociación ni a los ciclistas ni los carriles-bici, ni tampoco rechazar el intento de hacer de Oviedo una ciudad más saludable y funcional. Será que no me he expresado bien. En ese sentido, certifico que estamos en la misma trinchera.
Desde mi punto de vista, obviamente.
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