La caña y la Guardia Civil
Me encuentro, por tiempo de julio pasado, pescando a salmón en el pozo Cueto Merín, río Sella.
Empieza a lloviznar, primero tímidamente y al poco caen chuzos. Es una tormenta de verano. Oigo los primeros truenos. Salgo y recojo presuroso, pues la caña desplegada es un pararrayos en potencia.
Una vez en los aparcamientos, raudo, introduzco en el maletero los aperos: la sacadera, la nevera de Los cebos, la chaquetilla y el impermeable. Arranco, todavía con vaho en las ventanillas en dirección a Cangas de Onís. Al rato, un frío recorre los intersticios de mi cuerpo, y como un mal sueño, un flashback paraliza todo mi ser: «La caña», «olvidé meter la caña».
Regreso veloz, entre cagamentos y maldiciones, al aparcamiento y nada, la caña ha desaparecido, ¡por parte de birlibirloque!, ¡como los ojos de Guadiana! Desesperado, la busco infructuosamente, pongo carteles por la zona con gratificación, doy aviso a las tiendas de pesca y a la ribereños, a la Guardia Civil. Amigos míos la buscan por rastrillos y mercados.
Cabizbajo, retorno a Sevilla. Intento encontrarla por internet. Pongo «cebos de compra» del equipo de pesca de salmón. Es en balde. Un buen día veo que un «amigo virtual» de pesca busca por Facebook una caña de cebo de salmón. Intentando echarle una mano, ojeo en la sección de «Mil anuncios» en Asturias en el apartado de pesca, y «hete aquí», debido a los hados de la fortuna, ¡mi caña y mi carrete puestos en venta hace tres días!, ¡en Pola de Lena! Sin pérdida de tiempo, con el corazón en vilo, contacto con el puesto de la Benemérita de dicho pueblo, y el agente de guardia, pacientemente, me dice todo lo que tengo que tramitar. Sin dilación, pongo la denuncia en el cuartel de Montequinto de Sevilla. Aporto anuncio del vendedor, fotos del equipo, características del mismo y zona de la pérdida. Trasladan, ipso facto, la documentación al equipo de investigación de Pola de Lena y haciendo un alarde de gran profesionalidad, celo y maestría, investigan al anunciante y requisan la caña.
Desde estas páginas que me brinda este periódico quiero agradecer, tanto a los cuarteles de la Guardia Civil de Sevilla en el Montequinto y el de Pola de Lena en Asturias (puesto de guardia y equipo de investigación), su coordinación, agilidad y buen quehacer en el ejercicio de sus funciones al servicio del ciudadano que dio como resultado la recuperación de caña. Muchas gracias a todos.
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