Con la curia hemos topado
Me revientan los apóstoles de verdades absolutas entregados a la noble tarea de coartar cualquier iniciativa que no encaje en sus dogmáticos preceptos o tropiece con su ego. La última cripta (Fernando Gamboa).
Llega el verano, o al menos eso dice el calendario, y los feligreses de la archidiócesis de Oviedo hemos asistido estupefactos a la propuesta del Arzobispado de remodelación y cambio de destino de varios curas que trabajaban hasta ahora en distintas parroquias.
Ya sé que el destino de los curas es su competencia, pero dígame, D. Jesús: en tres años ha movido usted a doscientos sacerdotes ¿Se aburre y quiere matar su tiempo ideando una estrategia para desorganizar todo lo que estaba funcionando? Pues enhorabuena, ha conseguido indignar a un montón de feligreses.
Ya sé que no está dispuesto a explicar su decisión a los parroquianos (algunos lo hemos intentado sin éxito) y, si lo hiciese, seguro que nos diría que es por el bien de la comunidad, para que los curas no se acomoden. Pues yo no creo que el trabajo de un cura entregado sea cómodo y lo animo a que salga usted de su cómodo despacho para algo más que salir en la foto con los ricos y potentados. Salga y dígnese a comprobar la realidad que se vive en alguna de las parroquias de Oviedo; dígnese a acudir a la confirmación de los jóvenes cuando se le invita; dígnese a celebrar una eucaristía con nosotros y verá a familias enteras alabar a Dios con alegría; dígnese a participar en nuestros rastrillos solidarios; dígnese a comprobar la realidad que se vive desde hace muchos años en nuestra parroquia de los Santos Apóstoles, comunidad que es una gran familia, un auténtico mogollón y en la que un nutrido grupo de jóvenes y no tan jóvenes dedicamos un poco de nuestro tiempo a los niños, a los jóvenes, a las familias dirigidos por don José Ramón (Pochi) y don Santiago, nuestro párroco ahora a las puertas de su merecida jubilación; contagiados de su entusiasmo, intentamos transmitir la alegría de ser amigos de Jesús. Estoy segura de que usted ya sabe todo esto y lo que no entiendo es su interés por modificarlo. Sin lugar a dudas, sin Pochi nada de esto hubiera sido posible; él es nuestro guía en la fe, nuestro amigo y nuestro hermano; cuando celebra la eucaristía, la iglesia se ilumina con su voz y con sus enseñanzas, y sientes a Jesús muy cerca.
Usted ya nos demostró que pretende imponer su voluntad, que no le importa hacer los cambios necesarios para favorecer a sus amigos, que es como los políticos a los que no les importamos un pimiento. Y le recuerdo que es usted el pastor de la Iglesia asturiana y que, como pastor, debe procurar el bien de sus ovejas. ¿Pero qué pasa cuando un cura sobresale y no es su amigo?
Con su decisión nos ha partido el alma, pero no nos hundiremos. Mi familia y yo (cinco catequistas) despediremos a Pochi, pero él se quedará en nuestras vidas para siempre y sabe que nos tendrá a su disposición allá adonde vaya. Y como les enseñamos a los niños, si estás con Jesús, no hay motivo, amigo, para estar triste, por lo que seguiremos trabajando en el proyecto de Pochi y en su honor, como él nos enseñó, por mantener la catequesis, por los niños, por los jóvenes, por todos los que nos necesiten y con la intención de conseguir un mundo un poco mejor siguiendo los pasos de Jesús y a pesar de las intenciones del señor arzobispo. ¡Que Dios nos ayude!
Marta belén Gómez Moro, catequista de la parroquia de los Santos Apóstoles, Oviedo
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