Prestigiosamente desprestigiada
Prestigiosamente desprestigiada, así se siente la escuela. ¿Cuándo empezó este proceso? ¿Qué fue de la figura del maestro/a como mediador entre los alumnos/as y el conocimiento? ¿En qué momento pasamos a ser incluso agredidos por los padres, y por los propios alumnos? ¿Cómo empezó esta campaña de desprestigio hacia la profesión docente?
Creo que mucho antes de que yo naciera, y aun así he elegido esta profesión, ¿somos unos kamikazes por querer tirar de la escuela? ¿Por qué todo el mundo se cree cualificado para trabajar con niños/as? ¿Acaso cojo yo un bisturí?, ¿o me pongo a levantar casas? ¿Por qué se piensa que los maestros estamos siempre de vacaciones? ¿Por qué se cree que esta es una profesión para mujeres? ¿Por qué no se valora todo el esfuerzo que hacemos para llegar a entrar en un aula (especialidades varias, habilitación bilingüe, cursos, preparación para oposiciones etcétera, etcétera)?
¿No será que el conocimiento es poder y que el acceso directo a las futuras generaciones lo tienen los maestros/as, y de ahí el peligro que tenemos y, por lo tanto, el interés en desprestigiar la profesión?
Para los políticos, los médicos, los pintores, los constructores, los taxistas, los mineros, los policías, los ingenieros, los electricistas, todos habéis pasado por la escuela, todos habéis necesitado de un maestro/a, y entonces, si todos/as pasáis por nuestras manos, ¿por qué dejamos que muera así la escuela? ¿Acaso no os importa la educación de vuestros hijos/as?
Hace poco leí una frase que resume, a mi parecer, la labor del maestro, y dice así:
«¿Dejar un mundo mejor para los niños/as o unos niños/as mejores para el mundo?».
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