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Carta a don Mariano Rajoy

16 de Julio del 2013 - Ricardo Luis Arias (Aller)

Verá, señor presidente, como ciudadano de este país, cuyo Gobierno usted preside, le expreso mi preocupación por la grave situación que vivimos, tanto en el orden político como en el social y económico. Cierto es que ha recibido de su antecesor una herencia que se las trae, catastrófica, pero también es cierto que usted no hay cumplido todo lo que prometió en su programa electoral, tan jaleado en todos los medios. Y esto, además de una engañifa, ha defraudado a sus electores, a los que ahora tiene en la calle, pancarta en mano, indignados, exigiendo el cumplimiento de cuanto prometió. Un solo ejemplo nada más: la criminal ley del aborto, que sigue vigente y asesinando a niños inocentes en el vientre de su madre. Esta triste herencia de Zapatero usted la hace suya también ahora, con toda su gran responsabilidad. Otro tanto ocurre con la negociación con ETA, y la anulación de esa ley que reconoce como matrimonio la unión de dos personas de un mismo sexo. Falsas promesas todas ellas, señor Rajoy, para que lo votaran y que ahora dejan su credibilidad por los suelos.

Está demostrado, señor presidente, que usted gobierna a su aire, a tijeretazo limpio y subiendo los impuestos disparatadamente, de espaldas al pueblo, desoyendo a las sabias y doctas personalidades, apolíticas, que aconsejan todo lo contrario. Y de ahí, que hoy tenga usted a ese pueblo, su pueblo, en la calle, descontento, frustrado e indignado, creando un clima social preocupante y de imprevisibles consecuencias. Mire, señor Rajoy, menos Bruselas y más España, y una higa a cuantos, desde allí, nos mangonean y nos quieren gobernar, y que se vayan a hacer puñetas.

Lo que tiene bemoles, señor Rajoy, es su indiferencia y tolerancia ante el movimiento secesionista del descerebrado Artur Mas y sus secuaces, que ya quieren tener su moneda y hasta un Ejército. ¿Qué clase de presidente de Gobierno es usted, que, Constitución en mano, no pone freno a esa sedición y acaba de una vez con ese antiespañolismo insultante y violento? No lo hará, y seguirá dándoles millones, que pagamos todos los españoles. Sí, esto sí que tiene bemoles, señor Rajoy, tiene su lectura: unos son leales a su nación, y se sacrifican por ella; otros, en cambio, la niegan, insultan y desprecian, y se llevan las perras. Esto se puede interpretar como pago a una traición.

Abordando el asqueroso tema de la corrupción, que tanto ha reprochado y zaherido a la oposición, resulta que ahora, señor presiente, la tiene usted instalada en su partido, en casa, con los casos «Gürtel» y «Bárcenas». Éste, según «El Mundo», puede hundir a su partido. Una corrupción tan generalizada ya, que salpica hasta la misma Casa Real, que es ya el colmo de la indecencia y la indignidad. Y contra la corrupción, señor presidente, y también el paro y la puñetera crisis, tenía que haber formado un frente el PP con los demás partidos políticos, sobre todo con el PSOE. ¿Lo ha intentado usted? Creo que no, porque la mayoría absoluta que le han dado los comicios –de «comer» para tanto golfo y sinvergüenza– no le dejan ver, o no lo quiere ver, que su obligación como presidente del Gobierno es conseguir un pacto y ese frente común, previo aparcamiento de toda clase de ideologías e intereses de partido, para poder sacar a España de esta ruina social, económica y política, cuya mayor responsabilidad recae primero sobre el Gobierno de Zapatero, y ahora sobre el suyo. La Historia, mañana, pondrá a cada uno en su sitio.

Sí, señor Rajoy, ha defraudado usted a los españoles, sobre todo a los que lo votaron. Bueno, en realidad, a los suyos ya los decepcionó antes, con su travestismo político, sus intrigas y su fumigación de pesos pesados que le podían hacer sombra. A unos se los cargó, como hizo con Cascos y Rato, por ejemplo, y a otros los envió a esa vía muerta que es Bruselas, a la que envió a Mayor Oreja y a Vidal-Quadras. ¿No le remuerde la conciencia, señor Rajoy, por su desleal comportamiento con esa gran mujer, María San Gil, que enfermó gravemente jugándoselo todo por su partido en ese otro avispero nacionalista que es Euskadi? En la asquerosa política todo vale para conseguir el fin propuesto.

Y como un día, uno, aquí, expresara a sus dos antecesores (carta a don José María Aznar, 14 de abril de 2009, y carta a don José Luis R. Zapatero, 30 de octubre de 2010), me duele España, señor presidente, su doloroso y cainita pasado, su triste y angustioso presente y un futuro sombrío, incierto y preocupante. Y con este dolor a cuestas le presento mis respetos y quedo suyo afectísimo.

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