Sin barcos y casi sin honra
Por lo que se ve, Joaquín Almunia no cede, se muestra inflexible y demuestra que no quiere entender nada y pone a la realidad española en el disparadero. El comisario de la Competencia prefiere salvaguardar la jurisprudencia comunitaria e imponer la «auctoritas» de la Comisión Europea, caiga quien caiga, a costa de que la devolución de 3.000 millones del «tax lease» le salga a Bruselas más cara para negociar una salida razonable, que evite el hundimiento del sector naval y muchísimos padecimiento a miles de familias españolas.
La arrogancia de Almunia parece no tener límites, y hasta da la sensación de que disfruta anclado en su inflexible postura. Aparenta no darse cuenta de que excluir de la devolución de las ayudas a astilleros y armadores, y no a los inversores, para nada resuelve el problema, pues sin «tax lease» no somos competitivos, y los encargos irán a parar a otros países con responsables que, con cierta permisividad, saben hacer patria.
Que la devolución del «tax lease» sancione solo la protección de los inversores, además, abre la puerta de par en par a una oleada de pleitos y una fuga masiva de pedidos hacia los astilleros asiáticos, que ofrecen subvenciones fiscales, precisamente a lo que parece renunciar la Unión Europea. Es inaceptable que nuestro sector naval esté en peligro de muerte por un problema de esgrima jurídica y de fechas.
La solución sobre el «tax lease» que el comisario Almunia va a presentar a la aprobación de sus colegas, en el Colegio de Comisarios éste fatídico 17-J, salvo milagro de última hora, no solo arruina el sector naval y condena al paro a miles de trabajadores, también deja maltrecha la ventaja comparativa que Europa posee en el mundo global. Ni habrá barcos, ni la honra de esa seguridad jurídica que diferencia a la UE, ya que la fórmula del distinguido socialista que ahora pretende sancionar fue perfectamente legal durante nueve largos años, en los que incluso recibió los parabienes de quien entonces ocupaba la cartera de Competencia.
La culpa, pues, es de un comisario español que no desentonaría mucho en un Gobierno bolivariano o peronista. Hay mucho cinismo en las prédicas del libre mercado.
Es bien sabido que las poltronas son difíciles de abandonar, pero hay casos en que no queda otra. Joaquín Almunia lleva diez años en Bruselas, hoy cobra más de 22.000 euros al mes y, por tanto, se debe al aparato comunitario. Pero por respeto a su país y a tantos trabajadores que van a perder su empleo, éste hombre debería dimitir.
Como final, vayan unas recientes declaraciones que hizo a la prensa española: «Le di a Zapatero su Rodiezmo y no puedo dar a Rajoy su Vigo». Interprétese como a cada uno le plazca.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo