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El Principado prohíbe los últimos avances contra el cáncer

17 de Julio del 2013 - Ana María Rodríguez Fernández (Oviedo)

El sábado 6 de julio de 2013 leí en el diario LA NUEVA ESPAÑA el siguiente título: «Polémica por un tratamiento. Félix desarmado frente al cáncer».

Antes de empezar quiero que la opinión pública sepa que el Princiapdo y la Consejería de Sanidad (SESPA) están bloqueando varios antitumorales para tratar el cáncer. Uno de ellos se llama Alpharadin-223 (cloruro de radio), de laboratorios Bayer, y es un isótopo que administra medicina nuclear en los hospitales y que según prestigiosos médicos recorre todas las metástasis óseas, frenando el dolor y la enfermedad. Otro es el Acetato de Abiraterona, marca comercial Zytiga, especial para el cáncer de próstata, que produce un bloqueo hormonal más eficaz que los actuales, alargando y aumentando la calidad de vida. Estas medicaciones ya hace tiempo que se aplican en otros países con buenos resultados.

En España, las autonomías, que están sangrando al pueblo, lo aplican según diversos criterios, especialmente el económico, discriminando así a la población. En el Hospital Central de Asturias llevan dos años esperando el Alpharadin, y la Administración, cuando se pregunta por ella, engaña a la gente, diciendo que viene al mes siguiente, cuando saben que es mentira, pues no llega. En el caso del Acetato de Abiraterona, es aún más desesperante. La discriminación existe dentro de la misma autonomía. ¿Cómo es posible que en Asturias en unos hospitales la den y en otros no? ¿Es qué hay enfermos de primera y de segunda?

Por desgracia, el caso de Félix no es único ni puntual, como afirma Izquierda Unida de Asturias, con un total desconocimiento del tema, como buen político. Soy personal sanitario y sé que hay muchos pacientes con este problema, sufriendo dolores invalidantes por sus metástasis óseas. ¿Por qué no lo denuncian? Unos porque no lo saben y otros porque no se atreven y temen represalias. Mi caso es el de una persona muy querida, que está pasando el mismo calvario que Félix y tantos otros, sin obtener ningún resultado. Un médico del Hospital Central le recetó la Abiraterona y nos dijeron que fuéramos a la uróloga del Hospital de Jarrio porque allí lo daban. Llevamos el historial clínico, el enfermo era candidato pero faltaba la autorización de farmacia. Nos mandaron volver a los tres días y, lo que me esperaba, sorprendentemente según la farmacéutica, el SESPA lo había suspendido justo ese fin de semana. ¿Casualidad? Esta misma maniobra la están haciendo en otros hospitales engañando a la gente y a sus familias, dando largas al asunto. Ahora yo me pregunto: ¿De qué van estos políticos? ¿Cómo se puede jugar así con la salud de la gente? Ya sé que el tratamiento es caro y que puede alcanzar hasta los 3.000 euros. Pero ¿sólo vale eso la vida de una persona? ¿Por qué se tolera este agravio comparativo entre hospitales y autonomías? ¿Es justo que una persona, en lo que a mi caso se refiere que cotizó cuarenta y cinco años sin una sola baja, al final se vea privada de un medicamento eficaz porque es caro? ¿Qué pasa en España con los laboratorios? ¿A qué se debe esa carestía? ¿Saben que en Estados Unidos, con un sueldo muy superior al nuestro, esta medicación vale la mitad que aquí y que la pagan los seguros? ¿Dónde está esa Seguridad Social modélica, universal y gratuita que tanto cacarean políticos y periodistas afines? ¿Acaso no la pagamos todos con nuestro sudor? La famosa frase «no hay dinero» la llevamos grabada los profesionales sanitarios a sangre y fuego. En un solo día rebajaron el sueldo, aumentaron la jornada, suprimieron la paga extra y nos quitaron todos los derechos adquiridos durante cuarenta años. Hemos luchado con uñas y dientes por una democracia que se convirtió en una tiranía de sindicatos y partidos políticos gobernando a golpe de decreto. ¿Por qué llegamos a esta situación? ¿Qué culpa tuvimos los funcionarios para recibir tal acoso? ¿Qué hicieron con lo que aportamos todos los contribuyentes? ¿Quién se repartió la ingente cantidad de dinero que vino de Europa? Sindicatos, banqueros, partidos políticos y empresarios sin escrúpulos. Primero lo recibieron en sobres y, como les sabía poco, al final en bolsas de basura y mientras tanto exprimiendo a los ciudadanos como si fueran cítricos. ¡Qué bochorno y qué espectáculo de cara al mundo! Estamos gobernados por una casta de señores feudales con todo tipo de privilegios y entre tanto el pueblo carece de las más elementales necesidades vitales. Un gobierno que recorte en educación, ciencia y sanidad no es digno de seguir en el cargo que ocupa.

¿De qué vale todo el oro del mundo si te falta la salud? ¿De qué sirven las riquezas, la fama y los placeres de la vida si no tienes salud? Absolutamente de nada. Por eso clamo desde este diario a los periodistas imparciales, ya que la salud nos concierte a todos, que denuncien severamente estos hechos. Soy muy luchadora y no pienso quedarme quieta. Espero que el Principado y el SESPA dejen de engañar a la gente y admitan que no lo quieren pagar. No nos lo den a cuentagotas y adminístrenlo en todos los hospitales de forma gratuita, que bien lo merecemos. De todos modos, pienso acudir a todos los medios de comunicación, autonómicos, nacionales y extranjeros, incluidos internet, para que todo el mundo sepa que en España la sanidad no es ni universal ni gratuita. Mientras ellos gozan de todo tipo de prebendas y lujos asiáticos, burlándose de la crisis, tienen la desvergüenza de negarle al pueblo los avances científicos contra una plaga tan terrible como es la del cáncer.

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