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¿Volveremos al candil?

19 de Julio del 2013 - José Antonio Gutiérrez Glez. (Piedras Blancas)

Es posible Mariano Rajoy y su Ejecutivo estén poniendo los cimientos de la recuperación de la economía española, pero lo que los ciudadanos llevamos años sobrellevando con estupor es la caída de sectores vitales de nuestro tejido productivo. Hace escasas fechas le tocó el turno al energético, con la luz verde del Gobierno a una reforma que promueve cambios en el sistema para atajar el déficit de tarifa y que elimina las primas de las renovables. La primera consecuencia es que la factura de la luz subirá de nuevo; la segunda, que las eléctricas se han desplomado en el Ibex 35, y que anuncian recortes en el empleo y congelación de inversiones. Y la tercera, que el triunfo de la tesis del ministro Montoro sobre el ministro Soria, convierte en paganos a los de siempre, pues una gran parte del sacrificio, la tendremos que pagar los consumidores.

Puede decirse por tanto, que los españoles seguimos viviendo con una espada de Damocles sobre la cabeza: el dichoso "déficit de tarifa". Es la razón o la excusa para aumentar con cierta frecuencia los precios eléctricos a pesar de ser los más caros de Europa. Y cuando a las empresas productoras de energía eléctrica las asignan parte de la carga, su reacción es anunciar tajantes ajustes de plantilla y un parón de las inversiones. Es su fuerza.

El todopoderoso sector eléctrico español parece estar tocado de ala. La crisis le está zarandeando desde hace tiempo, como a todos. El pasado viernes, sin embargo, el Gobierno le pegó una estocada certera que para algunas de las empresas de generación eléctrica renovable, puede ser tan definitiva como el navajazo del verduguillo al toro de lidia.

La llamada de manera altisonante "reforma del sector eléctrico", no obstante, golpea a todos. Al usuario le endosa una nueva subida; a las eléctricas, convencionales o no, les mete la mano en el bolsillo de sus resultados y la mismísima Hacienda pública --que como bien se dice, somos todos--, debe contribuir con 900 millones de euros. En resumen: todos jodidos.

El ministro de Industria, José Manuel Soria, explica las medidas como algo imprescindible para que el sistema no llegue al crac. O sea, arrojar a las eléctricas a la pérdida de valor en bolsa, al usuario patrio a pagar todavía la luz más cara de Europa y, de paso, avivar la llama alcista de la prima de riesgo, nos salvará de la ruina. Curiosa manera de entender la cosa pública por parte de los ministros de Rajoy.

Si las exigencias para el sector eléctrico persisten, las empresas, como amenazan siempre, no invertirán un euro en España y los usuarios volveremos a la bujía de 20w y al candil por la noche. Lo más llamativo de todo esto es que solo hace cuatro años éramos una nación puntera en tecnologías de generación eléctrica renovable. Nuestras empresas ganaban concursos en todo el mundo y hasta los alemanes y los norteamericanos nos piropeaban. ¿Qué queda de todo ello?

Una vez más el recibo de la luz, desde el próximo día 1º de agosto, subirá el 3,2% a los hogares y a los pequeños negocios. Es el primer efecto de la reforma energética que recientemente alumbró el Consejo de Ministros en otro intento de taponar el agujero de la tarifa eléctrica, que asciende ya a más de 26.000 millones de euros.

Conclusión: con estos frecuentes parches en los precios siempre al alza, sí volveremos a usar la luz del candil. Seguro.

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