A Elisa
Entradilla:
La médico internista del HUCA Elisa Suárez García falleció el pasado martes en Oviedo. El texto que se reproduce fue leído en nombre de sus compañeros de trabajo por Paz Villaverde Amieva durante el funeral en la iglesia de San Francisco de Asís.
Aceptar la muerte de una compañera de trabajo como fue Elisa es entrar desgarradoramente en el círculo esencial de nuestras vidas.
Sin duda, el trabajo ocupa una parte importante de nuestra existencia y fueron muchas horas y días de nuestro tiempo los que compartimos caminando junto a ella por esta nuestra actividad en la que se pone en juego no sólo la actitud ante la vida, sino también la trayectoria vital de cada uno. Un tiempo en el que se forjan lazos de confianza, de complicidad, de apoyo, de admiración, de amistad, de fortaleza.
Subtítulo: Un ejemplo para varias generaciones de médicos
Pero en este caso las palabras no alcanzan a expresar todo aquello que para muchos de nosotros, sus compañeros, representó haber tenido el privilegio de caminar junto a ella durante algún tiempo, unos más y otros menos, pero fue tan sencillo percibir que Elisa era diferente que bastaba un corto trecho en el camino para establecer todos las mismas conclusiones.
La tristeza nos ocupa el corazón y el pensamiento y es difícil expresar todo aquello que tenemos que agradecerle.
Gracias, Elisa, por todo lo que nos diste.
Fueron lecciones de generosidad, de honestidad, de discreción, de inquietud permanente por hacer siempre mejor tu trabajo, de búsqueda inagotable por dar solución a los problemas que te ocupaban, de ejemplo de servicio a los demás, de sentido común, de compañerismo. Vivencias auténticas de humanidad. Elisa, gracias también por tus silencios, siempre medidos por la prudencia, y también por tus intervenciones firmes fundamentales en el sentido de la justicia o la defensa de los más vulnerables. Todo eso que no se aprende en los libros lo ejercías con absoluta sencillez, valores que sólo se transmiten con el testimonio, porque siempre estabas más preocupada por la propia conciencia que por las razonables exigencias del guión.
¡Cuántas generaciones hemos aprendido con tu ejemplo! y sin que podamos llegar a igualarte quedará tu referencia como una huella imborrable para todos los que te conocimos.
No sabemos dónde te fuiste, pero sí dónde te quedas.
Hoy nos ocupa el llanto y el silencio pero detrás quedará el recuerdo indeleble de una compañera irrepetible.
Seguro que te gustaría saber, querida Elisa, que los pacientes siguen preguntando por ti.
Gracias, Cristina, Miguel, Juan por habernos permitido compartir con vosotros esta larga espera que no fue suficiente para mitigar el dolor que hoy todos sentimos.
Paz Villaverde Amieva, en nombre de los médicos del Servicio de Medicina Interna del HUCA
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