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Nada de quedarse con los brazos cruzados

21 de Julio del 2013 - Aitor Fernández Jiménez (Gijón)

En los últimos días hemos asistido a innumerables casos de corrupción que saquean nuestras arcas públicas. Escándalos de contabilidad no declarada en partidos, malversación de fondos, prevaricación y un sinfín de cuestiones legales que, sin duda alguna, hacen mella en nuestra actual situación.

Quizás el lado positivo de estos escándalos es que la Justicia parece (sólo parece) que funciona, ya que nos hemos ido enterando de los diferentes casos («Gúrtel», «Pokemon», «Campeón», «Malaya») de una manera sistemática en los últimos tiempos.

Es triste observar que un país, que se supone desarrollado, esté viviendo en estos momentos una crisis institucional jamás vista. La Corona, los partidos políticos, las comunidades y ayuntamientos todos estás metidos hasta el cuello en estos escándalos.

Y mientras todos estos casos siguen, y seguirán, saliendo a la luz, nuestros representantes siguen lanzándose pullas unos a otros sin realmente defender lo que el Pueblo quiere. Lo han hecho realmente bien en los años pasados, situándose en puestos de poder y «comprando» el voto de numerosos ciudadanos.

¿Y qué debemos hacer? Bien, es una pregunta de fácil respuesta: hacerse oír. Tendremos que exigir responsabilidades a quienes corresponda asumirlas. No podemos tolerar que un presidente del Gobierno no dé ni una sola explicación sobre los numerosos casos bochornosos que inundan las filas de su partido. No podemos tolerar que el jefe de la oposición mayoritaria continúe dando lecciones de honorabilidad cuando el secretario general de su partido está involucrado en uno de los mayores fraudes como es el caso de los «ERE».

Es hora de actuar. Mientras nuestra economía sigue sufriendo importantes varapalos (como la supresión de las ayudas al sector naval o el cierre inminente de numerosas explotaciones mineras), otras personalidades se siguen lucrando vilmente del esfuerzo y dedicación que todos nosotros hemos realizado durante todo este tiempo.

Ataques a la integridad de la Educación («ley Wert»), clasista y redactada exclusivamente para beneficiar a unos pocos y dejar aislados de una Educación, que no nos engañemos, no es tan mala, merecen cuanto menos un vomitivo aplauso por firmar nuestra propia sentencia de muerte intelectual. ¿Acaso el señor ministro no ve que la mayoría de los estudiantes la rechaza? ¿Acaso no ve que gracias a la implantación de nuevos requisitos para optar a beca está dejando sin futuro a muchos jóvenes? Pues parece ser que no. En su empecinamiento por sacarla (otra más) adelante, no sólo no ha escuchado las quejas sino que encima se ha mofado de ellas.

Por supuesto, y era de esperar, hasta ahora teníamos un tesoro que muchos no valorábamos pero que echaremos de menos pronto. Grandes intereses se fijaron por fin en la perla española: la sanidad. Privatizaciones, negación de atención a pacientes extranjeros, cierre de hospitales y centros de salud, un innumerable listado de acciones inconstitucionales y vergonzosas que ha hecho mella en la población. No podemos permitir que jueguen ni comercien con nuestra salud. Es un derecho que hemos tenido que luchar mucho para conseguirlo y ahora, amparándose en una crisis económica, quieren romper.

La lista de acciones que rozan la inconstitucionalidad sigue y llevaría numerosas páginas. El daño que se está haciendo a España será irreparable. Quién sabe, quizá nunca más podremos volver a aquellos tiempos en los que hablar de hambre en nuestro país eran cosas de las clases de Historia.

No nos rindamos ante esta serie de despropósitos. No esperemos más. Pidamos explicaciones y responsabilidades a aquellos que han hecho que nuestro país esté actualmente a la deriva. Sólo nosotros, los ciudadanos, podremos coger el timón y poner rumbo hacia un futuro próspero.

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