La tortura y el maltrato en México
México es un país que con frecuencia está en las noticias por asuntos relacionados con violaciones de derechos humanos. En los últimos años las actividades sanguinarias de los narcotraficantes han llenado primeras planas de muchos periódicos. Sin embargo, las actividades igualmente violentas llevadas a cabo o permitidas y protegidas por las autoridades del país reciben mucha menos publicidad, a pesar de ser actos totalmente inaceptables en un estado de derecho.
El número de personas que han denunciado tortura y malos tratos en los últimos años ha aumentado sustancialmente. En 2011, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos recibió 1.669 informes de tortura y malos tratos, que incluyen fundamentalmente abusos cometidos por agentes federales, aunque es bien probable que esta cifra sea únicamente la punta del iceberg. Amnistía Internacional ha registrado informes de tortura en los 31 estados y en el Distrito Federal.
A pesar de que el presidente Enrique Peña Nieto ha anunciado la creación de una nueva fuerza de seguridad nacional denominada Gendarmería y de que el personal militar recibe formación en materia de derechos humanos, el número de informes de abusos graves, incluidos tortura y otros malos tratos, sigue aumentando.
Las autoridades mexicanas deben romper con el legado del gobierno anterior, reconocer el uso sistémico y generalizado de la tortura y los malos tratos en el país y adoptar un plan de acción completo y efectivo para aplicar todas las recomendaciones formuladas por el Comité de la ONU contra la Tortura en noviembre de 2012.
Un país con el potencial de desarrollo y considerado un estado de derecho no puede seguir tolerando que sus ciudadanos y ciudadanas sufran torturas y malos tratos de manos de sus propias fuerzas de seguridad.
Francisco Javier Fernández López, presidente de Amnistía Internacional Asturias, Oviedo
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