Tazones, naturaleza viva
Factores naturales como los de este largo invierno y los argayos provocados, abriendo el monte hasta el mar; el pulso diario de este verano, entre la bruma y el sol; un vendavalillo cotidiano, no habitual, que parece haber desterrado al Nordeste, nos alumbran un Tazones desconocido por una luminosidad más tenue, en la que parece que estuviéramos en presencia de una acelerada erosión de sus placas jurásicas. Surge un Tazones con un colorido más pálido, como una plasmación viva de la técnica de Seurat en la que el pincel de la naturaleza se impregna de micros de piedra y arena evaporados del pedrero. Otro Tazones, como los diferentes puentes de Monet, que nos transportan a las costas imaginarias del Tristán wagneriano.
Y es que Tazones es naturaleza viva siempre diferente, porque la presión urbanística no ha podido con él, ni tampoco, afortunadamente, con sus caladeros de pescados y mariscos. Especialmente los rodaballos, pero también las otras especies autóctonas, tienen este año un sabor más diferenciado cada una de ellas, más propio y más intenso. Aunque sus precios sean elevados, no lo son comparativamente con los de otros caladeros donde las especies están sufriendo un mayor deterioro ecológico. Sólo una muy mala cocina, lo que es excepción, puede arruinar el disfrute de estos sabores marinos.
Tazones es un lienzo por terminar, una página por escribir, incluso para sus habituales; porque tiene múltiples ventanas paisajísticas que las autoridades municipales no han abierto desde que en 1991 fuera declarado bien de interés cultural, mediante el desarrollo de un plan especial de protección y de rehabilitación. Para el inmenso público son desconocidos su circo forestal, su acceso peatonal desde Les Mestes por el Camino Viejo, sus vistas desde un bienvenido mirador en la antigua iglesia de San Roque, unas perspectivas de abrirse al mar unos pasillos naturales desde los accesos más frecuentes del público, o la contemplación de su natural anfiteatro de la concha.
Es hora, y la ocasión es este plan especial, de esponjar Tazones, poniendo en valor su riqueza patrimonial y paisajística; involucrando a conservacionistas y estabilizando la actividad hostelera como recurso económico para abordar las necesarias inversiones, en un tiempo en que la construcción no tiene oportunidad, ni viabilidad.
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