Ni olvido, ni perdón
A propósito de la detención y procesamiento de ocho ex militares que participaron en la cruel tortura y cobarde asesinato del cantautor chileno Víctor Jara, es claro que los crímenes contra la Humanidad, genocidio, torturas, no prescriben jamás. Todo pueblo que olvida o reniega de su historia está condenado a revivirla dos veces.
Motivado por haber a lo largo de la Historia falsos libertadores y salvapatrias que han hecho lo que les ha dado la gana, impunemente, sin control de nadie, el cobarde asesino de Víctor Jara fue el perro carnicero Edwin Dinter Bianchi (edinte@ranfcl), oficial de 23/24 años que estaba al cargo del estadio Chile, cuando pasó todo; también asesinó a veinte compatriotas en el «tanquetazo» del 29 de junio de 1973. El propio Víctor Jara fue brutalmente golpeado y maltratado tan sólo por ser un cantautor popular, llegando la crueldad pinochetista a los extremos de tirarlo al suelo –mientras transmitía ánimos– de un puñetazo y romperle la guitarra de un pisotón, antes de asesinarlo con precisión artera de 44 balazos.
Otro cruel ejemplo de que el pinochetismo llevó a cabo sus planes con precisión artera y macabra en 1973, poco después del golpe de Estado, fue el cobarde asesinato de un niña de sólo 9 años que se llamaba Lorena. Por eso mismo no se puede consentir de ninguna forma que se vayan de rositas los perros carniceros del pinochetismo y sus cómplices. (Dedicado a la Fundación Víctor Jara y al grupo «Pussy Riot»).
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