Torpedos de corrupción
En el tormentoso mar de la política carpetovetónica, dos navíos se distancian de los demás, a cañonazo limpio, luchando por el poder de sus aguas y lo que ellas tienen y representan. Después de perder ese poder, el navío del PSOE sigue muy de cerca al del PP, presto al ataque, que navega viento en popa, a toda vela, cuando de pronto, inesperada y sorprendentemente, el desertor y bucanero Bárcenas le lanza el torpedo de la corruptela. Explosión mediática, que deja al capitán Rajoy, y a todos sus oficiales, con el pompis al aire. Alucinante. ¿Cómo pueden ser unos chorizos tan importantes navegantes? Bueno, nada nos puede sorprender ya de nuestra clase política, en la que tantas excelencias y señorías sólo van a llenar la tripa. Y el pueblo, mientras tanto, desolado, angustiado y, en tantos miles de casos, sin trabajo ni el pan de cada día, porque la maldita crisis en nada afecta a los de arriba, que triunfan y baquetean y se pegan la gran vida, que es triste, dolorosa y necesitada para los de abajo. Pero esto, como siempre, a los de arriba les importa un carajo.
El capitán de la nave oposición –bien tocada también por la corrupción–, el opaco y misterioso Rubalcaba, quemado políticamente, solo en el puente de mando y con ciertos oficiales haciéndole la cama, el torpedo del Bárcenas es su tabla de salvación. Sí, porque en unas primarias, digo yo, seguro que de capitán le mandarían de polizón. Dígalo, si no, la ex ministra de Defensa, la «generala» Chacón, la de aquellos acaramelados «mimitos» que sonaban a puñalada trapera en el mismo corazón. Cuánta farsa hay en la política, desvergüenza y deshonor. Vaya esto, objetivamente, para gobernantes y oposición.
¿Logrará el capitán Rubalcaba, con su «mono» de Moncloa, ver hundido el navío popular? Creo que pronto lo vamos a saber. Pero tenemos otro torpedo, peor que el del corsario Bárcenas, que a nadie parece importar, y es el de los ERE, en el mar corrupto de Andalucía, en el que se robaron millones destinados a los parados, lo que, además de robo, es una canallada y una felonía. Hala, ese bergantín andaluz, con cien corruptos por banda, viento en popa a toda vela, a unos hombres sin trabajo les arrebatan las pelas. Que son las que corrompen a tanto político sinvergüenza.
En esta guerra naval política, el único hundimiento que se va a producir es el de Celtiberia, torpedeada por izquierdas y derechas, y una vez mas, aquí, ni izquierdas ni derechas, sino todo lo contrario.
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