Malos modos al multar
Escribo esta carta para analizar el perfil psicológico de los guardias civiles. Da la casualidad de que, por cuestiones menores, di con muchas personas de este gremio y llegué a la conclusión de que un alto porcentaje tiene como peculiaridad ser personas egocéntricas, activas y sin ninguna empatía hacia otro ser humano. Nunca me gusta generalizar, no quiero que se sientan ofendidos todos los guardias civiles. Ayer, día 5 de agosto, iba conduciendo camino a casa, con mi marido y mi hija de 2 años. Delante un coche de la Guardia Civil de la Comandancia de Babia; hago la rotonda, al salir me ponen las luces y me hacen señales para que aparque en el arcén. Y me encontré con un funcionario público que con actitud chulesca me dice: «Buenas tardes, ¿le funcionan los intermitentes? ¿O es que se le olvidó advertir al resto de usuarios de su maniobra?». Yo, educadamente, le digo que no sabía si lo había puesto o no, que los intermitentes funcionaban bien, que igual fue un olvido. Y entonces me contesta: «No se preocupe, no se le va olvidar nunca más. Le voy a denunciar (200 euros por no poner el intermitente en una rotonda, salida Anleo, donde circulábamos tres vehículos a una velocidad de 30 km, o menos, de media). No me quejo de la multa sólo de las formas. Dejo a la libre interpretación de los lectores esta carta.
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