La prosperidad de Felechosa
Hacía muchos años que yo no visitaba tal lugar. Núcleo siempre importante, con buena cifra demográfica, escuelas graduadas, etcétera. Los años, el cambio de sociedad, el desarrollo negativo para la minería y otras razones hicieron que en el concejo de Aller, que yo conocí sobrepasando los treinta mil habitantes, hoy su demografía apenas llega al cincuenta por ciento.
Mientras que las aldeas y parroquias rurales ven notablemente reducida su población, que se polariza en Moreda y su periferia, no así en Felechosa, que acusa un aumento poblacional y, lo que es más notable, una sustancial presencia de desarrollo, en lo que influyen, es sabido, la proximidad a la zona de San Isidro, con sus ejes: en verano por su excelente clima de altura y en invierno por el auge creciente de los deportes de la nieve.
Todo ello sumado ha hecho que Felechosa tenga dos oficinas bancarias, un centro de salud periférico, más y mejor número de licencias de construcción y, capítulo ya de auténtica excepción, el haberse aprobado construir un geriátrico (que va a ser modélico en su concepción y finalidad y por ello más desarrollo en el núcleo de Felechosa), pues va a ver una realidad, una más, de la minería asturiana, por bien utilizar los específicos fondos para cuestiones sociales.
He estado en Felechosa recientemente y la afluencia de turistas es creciente, la rivalidad amigable de los establecimientos de hostelería hace que aumente el prestigio de la cocina allerana en Felechosa. Soy allerano, ejercí mi profesión más de 20 años, la mayor parte desde Cabañaquinta, mi pueblo, y el poco restante en Moreda. Todo ello me obliga, a pesar del notable descenso de la natalidad (¡cuánto trabajé en ese campo sanitario), me obliga, digo, a alegrarme del desarrollo creciente de Aller en varios aspectos: sociales, comunicaciones, culturales, etcétera, etcétera.
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