Volver a la esclavitud
¡Acabáramos! Es lo que esperábamos oír, pero que hasta ahora nadie se atrevía a decir, la CEOE quiere además de un giro de tuerca sobre la ya cruel reforma laboral, que los salarios y los contratos de los trabajadores puedan hacerlos ellos a su medida: los fijos, convertirlos en temporales; los completos, a tiempo parcial, y bajar salarios según les plazca. Lo único que les faltó añadir es poder dar latigazos a sus empleados, cuando su mente sana le sugiera tal distraimiento.
Luego viene el FMI y dice después de que reconociera un error tremendo sobre las medidas exigidas a Grecia, donde dicen que igual se pasaron un poquito. Nos vienen ahora con que los españoles aún debemos apretarnos el cinturón más, bajar el sueldo colectivo un 10%, lo dicen personajes que cobran sueldos millonarios, y sin ruborizarse dicen que quien cobra 1.000 euros debe cobrar 900 para bajar dos puntos la tasa de paro; es todo de una crueldad que de no estar en este siglo pensaríamos que estamos gobernados por perfectos opresores e invasores. Ya que aprovechando la crisis, la desesperación de los trabajadores (donde quien no tiene trabajo teme no encontrarlo jamás, y que de encontrarlo será precario a más no poder, y quien tiene empleo teme perderlo en cualquier momento) los empresarios y quienes dirigen nuestros proyectos nos están llevando directos a los tiempos de la esclavitud.
Es de tal suciedad, indecencia y desvergüenza que quien propone bajar salarios, hacer contratos basura y aprovecharse de las circunstancias actuales para hacer el agosto a costa de que los trabajadores aceptaran cualquier cosa con tal de tener un empleo, que están logrando destruir la seguridad y la estabilidad de este bello país. Los trabajadores tragarán carros y carretas, pero llegará un día que se rebelarán con todas sus fuerzas contra las tiranía de cualquier signo.
Es ley de vida, un país que no sabe proteger a las personas más indefensas y débiles no podrá defender los bienes y la seguridad de los que se creen a salvo de la ruina. Nadie puede vivir seguro por mucho tiempo en una isla de prosperidad y abundancia, cuando está rodeado de un mar de miseria.
«Amigos míos, nadie se nos montará encima si no doblamos la espalda». M. Luther K.
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