Fiestas rurales: ayúdennos
Estimada señora Fernández Acevedo:
Nuevamente he de agradecerle sus esfuerzos por intentar abrirme los ojos, aunque yo también creí que mis argumentos y preguntas eran razonables, pero veo que para usted no deben de serlo. En ningún momento he dicho que exista una conjura por parte del Ayuntamiento, así lo malinterpreta usted.
La norma que es rígida no es justa, siempre han de existir excepciones o distintos niveles de aplicación, y, si no es así, deberá de revisarse y modificarse, como se han modificado nuestra Constitución, el Código Penal y próximamente será modificada la ley de Enjuiciamiento Criminal, entre otras. El objetivo es avanzar.
Respecto al «botellón», me alegra que tenga mi mismo punto de vista sobre el problema que representa, pero mi alusión a ese tema fue por curiosidad, era únicamente por saber si cumplían con todas las exigencias legales para llevar a cabo tales concentraciones en espacios públicos, dícese: autorizaciones gubernativas y todas aquellas relativas a las exigencias legales establecidas para garantizar la seguridad, pero veo que no me puede contestar.
Lamento que lo hubiese entendido sólo como un reproche y no como una sugerencia, teniendo en cuenta que los gobernantes han de recibir las inquietudes de la población y, si son de recibo, elevarlas donde corresponda para solicitar y poder llevar a cabo las modificaciones que sean precisas, no solamente limitarse a decir: «Esto es lo que hay». El objetivo es avanzar.
Y, en definitiva, creo que no entendió lo que subyacía en el mensaje de mi hija: «Ayúdenos, señor alcalde». Ya no puede disfrutar de la fiesta que había vivenciado en los últimos años, con sus juegos, con su preparatorio, su misa campestre... el verbo esencial al que debía prestar atención era «ayudar», facilitar. Solos no podemos hacerlo.
Si no ponen algo de su parte, todas las fiestas de los pequeños pueblos de Asturias, y en este caso las de Oviedo, irán desapareciendo; ustedes son parte de esos pueblos y, si las leyes son tan severas, hagan algo para mejorarlas, que en sus manos está.
Creo que no debiera de estar a la defensiva, sino brindarnos con empatía la mano y tratar de facilitarnos nuestras peticiones. Va implícito en la confianza y el voto que les damos a los servidores públicos cada cuatro años.
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