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Los caminos para canalizar el altruismo

4 de Septiembre del 2013 - Martín Manceñido (xxx)

Después del accidente de Santiago, unido a las diversas peticiones de médula a través de las redes sociales para un bebé de Madrid, un niño de 6 años en Villarreal o una joven médica de Argentina, entre otras muchas peticiones individuales, ha reavivado la intención de muchas personas por hacerse donante, peticiones a las que se han sumado personas con notoriedad en facetas como el deporte y otras.

En la Federación Española de Donantes de Sangre y en la Fundación Nacional Fundaspe, así como en las sesenta asociaciones de donantes de sangre de toda España, recibimos cada día un gran número de llamadas telefónicas o consultas por internet en este sentido. Dentro de lo positivo de todas estas intenciones observamos un importante desconocimiento en cuanto a la forma de materializar esta pretensión, en saber el procedimiento. Hay personas que incluso nos manifiestan que si ya son donantes por el hecho de haber indicado «me gusta» en Facebook y otras curiosas y distantes creencias alejadas de la realidad.

Lo primero que todos debemos saber es que una cosa es donar sangre, que puede hacerlo cualquier persona sana y cuya necesidad se produce cada minuto en cada hospital, y otra bien distinta es tener la voluntad de ser donante de órganos o médula, que no es algo puntual o inmediato.

Subtítulo: La importancia de que haya donantes de sangre o de órganos todos los días, no ante las catástrofes colectivas

«Hacerse donante de órganos» no es otra cosa que manifestar esa voluntad, incluso es positivo que se aporten los datos personales para luego recibir un carné que lo acredita como tal, si bien este carné y, por tanto, esta voluntad de ser donante de órganos no es más que eso, una «declaración de intenciones», que es positivo porque crea un clima favorable en el entorno familiar, para que, llegado el caso, no se produzcan rechazos de la familia.

En el caso de «hacerse donante de médula ósea», simplemente consiste en formar parte de un registro de posibles donantes de médula, significa que los datos básicos de esa persona, tanto los clínicos como los de filiación, se recogen oportunamente en un registro, el conocido REDMO (Registro Español de Médula Ósea), que unido a los demás registros nacionales configuran uno global. La donación de médula sólo se produciría en el caso de que exista una histocompatibilidad entre el enfermo, esté donde esté, con los datos de una determinada persona registrada en el REDMO o en cualquier otro registro. Algo más de cien mil en España y dos millones entre todos los países con este tipo de registros. La compatibilidad entre enfermo y donante se da, aproximadamente, un veinticinco por ciento de los casos entre hermanos, otro cinco por ciento entre familia cercana y el resto hay que localizarlos entre los donantes no emparentados inscritos, por tanto, en los registros.

Para registrarse como potencial donante de médula hay que ir a un centro de donación de sangre, donde lo habitual es que, al terminar de hacer su donación de sangre, uno de los «tubitos de muestra para análisis» se emplee para este fin concreto. Hay que tener entre 18 y 55 años. Por supuesto, si le han dejado donar sangre es porque reúne las condiciones necesarias para lo demás. La práctica totalidad de los registrados en España en el REDMO somos donantes de sangre habituales, que es lo verdaderamente importante y efectivo.

Tanto las campañas puntuales en las redes sociales avaladas más o menos por gente famosa, como las avalanchas cuando se producen accidentes graves como los conocidos, es inevitable, incluso bueno, pero no es lo deseable. El drama individual, aunque nos impacte menos que el colectivo, es mucho más numeroso y se da a cada instante en cada hospital. No son los accidentes quienes más sangre o cualquiera de sus componentes consumen, sino las enfermedades de todo tipo, cánceres, intervenciones diversas, etcétera, donde se precisa mayor cantidad de componentes sanguíneos. En España más de seis mil doscientas transfusiones «¡cada veinticuatro horas!» permiten salvar la vida de ochenta personas cada día y recuperar la salud o mejorar su calidad de vida a otras cuatrocientas también diariamente.

Por ello, lo aconsejable es acercarse a los puntos de donación de sangre habituales en cualquier provincia española, informarse en las asociaciones de donantes de sangre o en los centros de transfusión y, sobre todo, hacerse donante regular de sangre. A partir de ahí, además de disponer de información completa sobre el particular, hacerse donante de órganos o de médula ósea es una continuación del espíritu solidario, altruista y efectivo del donante de sangre.

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