¡Vaya panorama!
Patriotismos aparte, ya que ese es un sentimiento que no todos los seres humanos poseemos, quisiera aportar mi punto de vista ante lo que se me antoja un cinismo de todo el espectro político y una subsiguiente polarización del asunto Gibraltar. Hay para todos.
La máxima expresión del cinismo de la derecha, y no sólo me refiero a la alta clase política, sino a cualquier contertulio de medio pelo, incluyendo los de taberna u oficina, es el interés desmedido que les ha salido por proteger el derecho al trabajo de dos docenas de pescadores. Ojalá esa inquebrantable claridad y tesón lo hubieran tenido por cada puesto de trabajo desaparecido por mor de las órdenes recibidas de sus amos financieros, acatadas sin rechistar, argumentadas y esgrimidas como muestras de ese patriotismo que a algunos nos falta.
Pero hay más, parece ser que algunos estarían dispuestos a comer pan negro durante meses a cambio de que ese baldón en nuestra sacrosanta soberanía desapareciera de una vez por todas. Bien, más allá de que, insisto, no alcanzo a ver en qué mejoraría mi vida si el Peñón fuera español, se me ocurre que algunos tuvieron tiempo de ejercer ese loable patriotismo hace poco, ante la noticia de que para que se pueda poner en marcha el monstruoso proyecto Eurovegas va por delante la exigencia innegociable de modificar a su gusto leyes, normas y acuerdos y conquistas sociales bien nuestros, algunos de carácter laboral y otros de salud pública, nada menos. Quizás a algunos perros ahora rabiosos no les parece esa injerencia una pérdida de soberanía, quisiera saber cómo lo llaman.
Por otro lado, no me resisto a callar sobre el papelón que está haciendo otra parte de la sociedad, ya que visceralmente se ha tomado la posición de que es de progres oponerse a cualquier acción sobre Gibraltar. Habrá que valorar sí interesa tener un nido de contrabandistas, blanqueadores de capital y bingueros de toda laya en un punto de la costa -español o no- y sólo entonces, decidir que no es necesaria ninguna medida al respecto. Sólo dejarlo estar.
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