SOS Langreo
Sí, por favor, que alguien venga a ayudarnos, porque el que en otro tiempo fuera el concejo referente de Asturias hoy se encuentra en la más absoluta ruina. Los culpables de esa situación son de sobra conocidos por todos. Llevan treinta años en el poder y no han hecho absolutamente nada por cambiar la situación.
La gente habla y discute en chigres y parques, llegando siempre a la misma conclusión: que todo está muy mal, que son todos unos ladrones, no hay con quién tratar... Así que pienso que ya va siendo hora de dar un giro a la situación y de que tomemos conciencia de que deben existir soluciones para los males que nos aquejan.
En esta época veraniega, mucha gente regresa al lugar donde nació, y sobre ello gira lo que les voy a contar.
Me encontré en la calle con un amigo al que hacía veinte años que no veía y, entre culete y culete, nos pusimos a analizar la actual situación de nuestro concejo. Lo práctico fue dar un paseo para comprobar in situ la realidad.
Comenzando por la industria –le dije– la minería tiene las horas contadas, la pequeña y mediana empresa, salvo contadas excepciones, no existen. La solución que nos dan es coger los bártulos y largarnos.
El comercio en todo Langreo prácticamente subsiste a duras penas, y cada año son más los autónomos que bajan sus persianas. La hostelería anda a la greña con la Alcaldesa y sus correligionarios, cuando deberían ir de la mano para conservar, o relanzar lo que abunda en la zona, pues a pasar.
El traído y llevado soterramiento –la gran estafa– ahí sigue, y seguirá por décadas. Soy de la opinión de Toñito el panaderu, que tan sólo nos queda salir a la calle. Mi amigo me pregunta que si con este calor aún seguimos subiendo a la piscina de Pénjamo, risa floja me entra, y le digo que alguna «lumbrera» que ahora se sienta en poltrona capitalina tuvo la «feliz» idea de ponernos un complejo deportivo de la «virgen» en el centro de la población, cuando ya teníamos tres polideportivos, dos piscinas, y bonitas zonas verdes para pasar el día, y no prau artificial debajo de un puente, que es lo que nos dejó la ínclita.
Mi amigo se mosquea, y me dice: ¡caray, qué negativo eres! algo bueno habrá, ¿no? Claro, claro, tenemos un paseo de Riaño a Ciaño que dentro de poco será declarado Reserva de la Biosfera por las nuevas especies de fauna y flora que van surgiendo a medida de que la vegetación crece.
También tenemos un tren –la joya de la corona dicen– para visitar una escombrera al que veo poco futuro, y el Musi cerrado.
Al final millones de euros dilapidaos en chorradas que no crearon ni un miserable puesto de trabajo ni fijaron tejido industrial alguno.
¿Pero quién demonios va a venir aquí? Si la imagen de la cuenca en el exterior se asemeja a la guerra de Vietnam en sus estertores. O la patética visión de un dirigente sindical detrás de una barricada en llamas. Para correr y no parar, pero atentos al suelo para no pisar las mierdas perrunas.
Vamos a dejarlo, le digo, pues resulta la opinión de ciudadano enfadado, entendiendo que la solución pasa por que abandonen el sectarismo político, cambiar a los dirigentes apolillados, y dar paso a gentes nuevas con ideas frescas, borrando del mapa a personajes vengativos, carcomidos por el rencor y la envidia.
Como postre, no comprendo el desplazamiento gratuito de 1.500 personas el día 4 de agosto a la Feria de Muestras en 25 autocares dejando Langreo como un solar... y los euros a Gijón.
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